«Los clientes a veces van borrachos y se ponen agresivos, y los tienes que soportar con tal de que te paguen. A veces te quieren ahorcar con tu propia media (…) En el trabajo aprendí a robarlos, me cambiaba de lugar para que no me encontraran, yo los engañaba y me quedaba con más lana (…)».
Lo anterior es uno de una serie testimonios de mujeres en el contexto de prostitución en el barrio de la Merced, que forman parte del libro «La vida desde nuestros ojos»; obra editada por el Centro Madre Antonia, perteneciente a las hermanas Oblatas del Santísimo Redentor.
«Las voces aquí reflejadas nos hablan desde lo profundo, desde lo vital: presentamos los sentimientos, las experiencias, toda la red que conforma la vida de estas mujeres osadas que viven condiciones muy difíciles de vida, que se enfrentan, caen, se levantan…», se establece en la introducción del libro.
«La vida desde nuestros ojos» se presentó en el Club de Periodistas –en el centro de la Ciudad de México–, donde también se exhibe una muestra de pinturas y fotografías con el tema de la prostitución.
La pintora Patricia Quijano, subdirectora de Artes Visuales de la Coordinadora Nacional de Mujeres en el Arte (Comuarte), dijo que la prostitución es producto de la educación patriarcal y machista, así como de las condiciones económicas y sociales degradantes que orillan a las mujeres a vender sus cuerpos.
Por su parte, la directora del Instituto de la Mujer del Distrito Federal, Isabel Molina, señaló que el libro es una muestra de cómo se puede trabajar con un sector tan desatendido. «Es un impulso para que estas mujeres se reivindiquen y se solidaricen con otras trabajadoras sexuales para que salgan adelante».
Anunció que el gobierno del Distrito Federal prepara grupos de trabajo que diagnosticarán la situación del sector de las prostitutas, con miras a mejorar las políticas públicas encaminadas a esa población.
El sociólogo y catedrático de la Universidad Autónoma de Chapingo, Nicolás Pérez Ramírez, indicó que por más paliativos del gobierno y sectores privados la prostitución femenina seguirá latente mientras exista la desigualdad social provocada por un sistema injusto, iniquitativo y machista.
La feminista y cineasta Maricarmen de Lara lamentó la falta de acercamiento y vivencias compartidas con las trabajadoras sexuales en México, y recordó el comienzo de las luchas de estas mujeres por sus derechos que fue plasmado en su película «No es por gusto», filmada en 1979.
Como «un acto de amor» la actriz Ofelia Medina calificó al libro que, en su opinión, integra a dos componentes aparentemente opuestos: las prostitutas y las religiosas, las «mamacitas» y las madrecitas.
«Hay más prostitución en las altas esferas de la política, que en las calles de La Merced. Este libro es producto del trabajo de las hermanas oblatas que trabajan con el permiso de diosa, porque creo que como poder de creación Dios es un espíritu de feminidad.»
Luego de que dos trabajadoras sexuales narraron episodios de sus vidas en el ejercicio del oficio más antiguo del mundo, la hermana Lourdes Aguayo, responsable del Centro Madre Antonia de La Merced, lamentó que por falta de recursos económicos su proyecto de atención a mujeres «no sea más alternativo».
El Centro Madre Antonia, con sede Margil 15- A en el barrio de la Merced, atiende desde 1989 a trabajadoras sexuales. Con base en una «pedagogía del amor» aplica programas de alfabetización, preparatoria abierta, ofrece albergue, atención a enfermas de VIH/Sida, estancia infantil, ayuda terapéutica y alimentaria, así como talleres de cerámica y comida económica.
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