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La violenta «paz» de los cascos azules de la ONU

Por Tere Mollá*

Hace sólo unos días, nos despertábamos con esta noticia: «Naciones Unidas ha investigado a 319 cascos azules por explotación sexual y abusos sexuales en las misiones de paz entre enero del 2004 y noviembre pasado, según informaron fuentes de la organización».

No puedo evitar reflexionar sobre el concepto de «Paz» en sí mismo.

Para no confundirme, voy al diccionario de la Real Academia Española y busco el significado de esta voz. Dice: «paz. (Del lat. pax, pacis). 1. f. Situación y relación mutua de quienes no están en guerra. 2. f. Pública tranquilidad y quietud de los Estados, en contraposición a la guerra o a la turbulencia. 3. f. Tratado o convenio que se concuerda entre los gobernantes para poner fin a una guerra. U. t. en pl. con el mismo significado que en sing. 4. f. Sosiego y buena correspondencia de unas personas con otras, especialmente en las familias, en contraposición a las disensiones, riñas y pleitos. 5. f. Reconciliación, vuelta a la amistad o a la concordia. U. m. en pl. 6. f. Virtud que pone en el ánimo tranquilidad y sosiego, opuestos a la turbación y las pasiones. 7. f. Genio pacífico, sosegado y apacible».

Es curiosa la acepción que habla de tranquilidad y sosiego como algo opuesto a la turbación y las pasiones, al menos en este caso.

Y me pregunto: ¿Qué es la paz para estos hombres, militares, policías o civiles que han cometido tales tropelías con mujeres, la mayoría de las cuales tienen menos de doce años?, ¿cuántos abusos contra la libertad sexual de las mujeres o niñas y niños se habrán cometido en todos aquellos países en donde están destacados estos cuerpos, teóricamente de Paz de la ONU?, ¿está todo resuelto con devolver a estos militares a sus países de origen para que sean juzgados allí según sus propias leyes, o con despedir a lo civiles destacados en esas misiones de paz?, ¿ qué pasa con las víctimas?, ¿quién piensa en ellas y en su futuro, en el de sus criaturas en el caso de que haya habido embarazo como consecuencia de esos abusos?, ¿qué pasa con los juicios a los soldados de países en donde las mujeres son tratadas poco más que como objetos y, por tanto las leyes no les conceden apenas ningún derecho?, ¿dónde está el Tribunal Penal Internacional para temas de agresiones sexuales de mujeres, niñas y niños en tiempos de guerra o, como en estos casos, en tiempos de teórica paz?

Supongo que, igual que me lo pregunto yo, habrá más gente que se lo pregunte- Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato, lo que significa la búsqueda de soluciones reales a este tipo de problemas tan reales?

Quizás habría que reconsiderar de forma integral el concepto de paz. Quizás la ONU tendría que replantearse estas misiones de paz en otro sentido, partiendo de otro concepto de la situación de los países en conflicto.

De lo contrario, es posible que dentro de unos años nos encontremos con situaciones tan descabelladas como que la propia ONU tenga que enviar a observadores internacionales para que vigilen las actuaciones de los propios soldados que provienen de diferentes países para estar en misiones de paz como cascos azules.

Pero lo más terrible de todo es la situación de terror que, con toda seguridad, viven estas mujeres. Y a ellas ¿quién les garantiza una situación de tranquilidad, incluso en un marco de ausencia de conflictos armados, teniendo cerca de estos teóricos defensores de valores mucho más elevados?

Insisto, ¿en qué situación quedan ellas?, ¿quién las va a ayudar cuando incluso puedan llegar a ser repudiadas por sus propias familias por haber sido violadas por hombres extraños?

La tan deseada, buscada, anhelada paz, no llega de la misma manera para todas las personas de los países que han estado o están en conflicto. Las mujeres y niñas, de nuevo, se llevan la peor parte, pero con el añadido terrible de que su nueva fuente de dolor proviene de aquellos que tenían que garantizarles su teórico bienestar.

Esto es lo más terrible de todo. Sus teóricos salvadores se convierten en salvajes por su forma de actuar.

Desde la impotencia, no puedo hacer otra cosa que gritar mi rabia y mi dolor como mujer, a quien la quiera escuchar.
*Feminista española de Ontinyent, [email protected]
07/TM/GG/CV

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