Pilar Manjón, portavoz de los afectados en el atentado del 11 de marzo de este año, hizo escuchar en la Comisión de Investigación del 11-M en España, sus críticas cargadas de argumentos, su voz quebrada por el dolor, el alma de una madre que perdió a su hijo, la dignidad de una mujer dispuesta a que la justicia y la verdad florezcan y los responsables se responsabilicen.
Los diputados, las diputadas de la Comisión, hasta hace bien poco «sus señorías» y en adelante señores o señoras, desde sus bancos debieron escuchar una voz por esas 192 personas que perdieron la vida, por esos mil 500 heridos y de los 480 afiliados de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo.
Pero «sus señorías» no querían que la sociedad española escuchara y viera en directo lo que se convirtió en un dedo en la llaga. ¿Por qué?
Como bien lo señaló Pilar Manjón, los partidos sobrepusieron sus intereses antes que a los de la Comisión, una guerra que ella no dudó en calificar como «política de patio de colegio».
Pilar fue directa: «En esta comisión sobre quién habló de qué, cuándo se informó, de circunstancias, manejos, manipulaciones, desinformaciones, confidentes, desconfianzas, circunloquios y periferias; han hablado señorías de ustedes. Nosotros, nuestros familiares, no han estado en esta casa. Hoy, por primera vez se hacen un hueco, mal que les pese a ustedes, que preferirían seguir utilizando a las víctimas como arma arrojadiza».
Es cierto que la cercanía del tiempo no permite que los ánimos se desacaloren y quienes son responsables políticos quizá admitan en su íntima soledad que abrieron la Caja de Pandora con la política internacional llevada hasta el extremo de invasión de un territorio y usurpación de los derechos de un pueblo. Pero no lo van a aceptar públicamente, sería como pedirle manzanas a un arbusto de café.
Con la invasión a Irak, es del ABC decirlo, los países involucrados se convertían en un objetivo militar. Más grave aún, lo serán hasta que haya un giro en la relación –no entre dos culturas, como pretenden que lo entendamos- sino entre los diferentes gobiernos y Estados (Asunto para otro artículo).
También es cierto que sin interesar que la verdad es esquiva, a los señores representantes del pueblo les compete escudriñar y seguir escudriñando, encontrar los cabos que permitan demostrar no solamente quienes son los responsables materiales, sino los intelectuales y cuáles fueron las causas que motivaron tal atrocidad.
De manera contundente, la representante de los Afectados del 11-M, dice que «Si quedan responsabilidades por depurar, estas corresponden fundamentalmente a quienes detentaban el poder en aquel momento. Es una obviedad irrefutable.»
Muchos de ellos y ellas –hablo de quienes ejercen la política como profesión–, logran que la ciudadanía vea con desprecio a los políticos y que confundan a éstos con la política o piensen que la politiquería que ven a diario es a lo que estamos condenados hasta el fin de los tiempos. ¿Por qué propuso Pilar Manjón una nueva Comisión de investigación sin partidos políticos?
A Pilar Manjón, como a la inmensa mayoría de las mujeres, el dolor por la pérdida de Daniel Paz le ha dado valor para continuar la batalla por el camino que su convicción democrática le señala.
Fue fortaleza, convicción y dolor lo que vimos el día de la intervención de esta ingeniera de 46 años; fue valor para decirle a la cara a la Comisión cuanto ella y la asociación de Afectados del 11-M habían concluido respecto a su trabajo.
Y sin embargo su convicción la llevo a dejar como colofón: «Señorías, me van a perdonar porque ahora es una frase absolutamente personal: son ustedes mi parlamento, porque con el mayor dolor que puede tener una madre, el día 14, cuando aún no me habían dado el cadáver de mi hijo, yo fui a votar. Ustedes me representan, a mí y al resto de las víctimas…Eviten que vuelva a pasar otro atentado.»
2004/FC/MR
