Las mujeres en esta capital gozan de una amplia gama de oportunidades laborales y educativas en contraste con sus congéneres en las áreas rurales, de acuerdo con el Primer Informe Nacional de Desarrollo Humano, presentado recientemente por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Según la investigación, las mujeres de esta ciudad padecen menos diferencias de género y reciben mejor atención médica en los centros de salud que las que viven en provincias como Darién y Herrera y en comarcas indígenas como Ngobe Buglé, reportó el Servicio Especial de la Mujer.
Indicó que lo mismo sucede en el ámbito de la educación. En la capital las mujeres tienen más oportunidades para educarse, y de permanecer más tiempo que los hombres en el sistema educativo. No obstante, las mujeres de las comarcas indígenas de Wangardí y Mandungandí no acceden fácilmente a las escuelas.
El informe establece que el avance de las panameñas no es homogéneo. Pese a los buenos niveles generales de educación y salud, las mujeres aún se encuentran en desventaja en cuanto a ingresos, vivienda y servicios básicos.
Esos aspectos se relacionan, según el PNUD, con las serias desigualdades que se dan en el ámbito laboral.
Las mujeres con empleos informales o subempleadas no reciben los beneficios suficientes, y pese a obtener el salario mínimo no llegan al mismo nivel que los hombres en iguales cargos, situación que se agrava cuando las mujeres son el único sustento económico de la mayor parte de los hogares pobres panameños.
Por otra parte, el informe del PNUD determinó que la participación de las mujeres en la vida pública del país, como el Parlamento, y puestos profesionales técnicos y administrativos de alto nivel, alcanzó 17.2 por ciento en el sector urbano y 36 por ciento en el sector rural, entre 1992 y 2002.
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