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Las mujeres enfrentan los peores efectos del acuerdo trilateral

Por Isabel Inclán

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha agudizado la feminización de la pobreza. Las mujeres ocupan la mayor parte de trabajos de medio tiempo, mientras que han disminuido las prestaciones laborales que generalmente necesitan las trabajadoras y en las maquiladoras del norte se sigue practicando el examen de embarazo como requisito laboral.

Así lo afirmaron las panelistas de la mesa Mujeres y TLCAN, como parte del Coloquio Trinacional «Los 10 años del TLCAN, balance social y perspectivas», que concluyó aquí, ayer.

En la última década ha aumentado el número de mujeres migrantes, mientras que las mujeres de Estados Unidos y Canadá enfrentan una «forzosa reubicación» hacia trabajos temporales con bajos ingresos, mínimas prestaciones y casi nula seguridad laboral.

En el 2002 las plazas de tiempo completo en Canadá estaban ocupadas por 56% de hombres contra 44% de mujeres, en tanto que una de cada cinco trabajadoras se encontraba en puestos precarios y una tercera parte de las trabajadoras recibía bajos ingresos, afirmó Rusa Jeremic, coordinadora del Programa Justicia Económica Global del Canadian Ecumenicak Justice Initiatives.

La investigadora señaló que el TLCAN prometió crear más fuentes de empleo, pero que, por el contrario, en el caso canadiense «durante los 13 años de libre comercio con Estados Unidos (diez del TLCAN y tres del acuerdo bilateral) se crearon menos de la mitad de empleos de tiempo completo que se crearon los 13 años anteriores, además de que de los 2.7 millones de nuevos empleos creados en Canadá en la última década, menos de la mitad fueron trabajos de tiempo completo.

Por su parte, Alexandra Spieldoch, del proyecto Mujer, del Center of Concern, de Estados Unidos, dijo que en México la pobreza entre mujeres cabeza de familia se ha incrementado en 50% desde la implementación del TLCAN.

Precisó que los 55 estados de la Unión Americana han experimentado pérdida de fuentes de empleo, sobre todo en el sector industrial, porque estas empresas se han desplazado al norte mexicano. «Las mujeres que perdieron sus empleos en el sector industrial y trabajan ahora para el sector servicios tienen bajos salarios e inestabilidad laboral.

El 97.8% de las enfermeras registradas en Estados Unidos en el 2000 fueron contratadas de tiempo completo sin beneficios laborales», señaló.

Beatriz Luján, del Frente Auténtico del Trabajo, de México, denunció que en las maquiladoras del norte mexicano, se sigue practicando la prueba de embarazo como requisito laboral, además de que «se está limitando el derecho de huelga».

Denunció que en la última década se perdieron 200 mil empleos en el norte de México y que la mitad de las mujeres que trabajan en las maquiladoras ganan menos de dos salarios mínimos. Menos del 1% de las mujeres ocupa cargos de dirección en las maquiladoras.

De manera especial resaltó la violencia hacia la mujer trabajadora en el norte del país, donde en 10 años ha aumentado 2.45% la muerte violenta de mujeres de entre 20 y 39 años.

«El índice de mujeres trabajadoras violentada ha aumentado mucho en los últimos años», dijo Luján, quien enfatizó que hace falta una perspectiva de género en el acuerdo trilateral, es decir una agenda de género que promueva un mundo justo y equitativo.

Junto con los sectores agrícola y sindical, el capítulo de la Mujer completa los tres grandes temas del balance social sobre el TLCAN que fue realizado, mediante talleres y ponencias, en este encuentro de tres días.

Alexandra Spieldoch afirmó que la privatización, «precursora del libre comercio», está afectando a 40 millones de estadounidenses que no tienen seguro médico, mientras que el sistema educativo «está en bancarrota».

La defensora de los derechos femeninos exhortó a las organizaciones sociales a duplicar los esfuerzos para sensibilizar a la población respecto a los efectos negativos del TLCAN en las mujeres: «Necesitamos que las organizaciones de mujeres sepan qué es el TLCAN, que no tengan miedo a los términos económicos y que apoyen la demanda de igualdad laboral», precisó la investigadora, quien aprovechó para pronunciarse públicamente en contra de la reelección presidencial de George W. Bush.

En tanto la canadiense Rusa Jeremic dijo que el ratificado primer ministro Paul Martin ha recortado los ingresos nacionales y un ejemplo de ello es que anteriormente el 65% de los trabajadores era aceptado en el seguro de desempleo, ahora sólo 39% puede aspirar a esta prestación.

Resaltó que la «velada» privatización que se está instrumentando en el sector salud de Canadá afecta directamente a las mujeres porque, como madres, son las usuarias directas de estos servicios, además de que un gran número de mujeres trabaja en este sector.

Finalmente, Lyne Kurtzman, de la Federación de Mujeres de Québec (provincia separatista), afirmó que la liberalización del comercio ha afectado la industria de la ropa, donde laboran mayoritariamente mujeres, por los empleos son «frágiles», temporales, con horarios movibles y con mínimas prestaciones.

Destacó la Marcha Mundial de las Mujeres, una red de acciones feministas con sede en Québec que tuvo su magna manifestación en el 2000 y que hoy cuenta con más de 5 mil 500 grupos de mujeres de 163 países.

2004/II/LR/SM

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