Inicio Las remesas, poder masculino transnacional sobre las mujeres

Las remesas, poder masculino transnacional sobre las mujeres

Por Carmen R. Ponce Meléndez*

Durante 2006, se recibieron 24 mil 354 millones de dólares (mdd), de remesas, cifra superior a la IED, lo cual representó el 2.9 por ciento del PIB. De esta manera México ocupa el 2º lugar después de la India como país receptor de remesas monetarias.

Estas remesas provienen básicamente de Estados Unidos y las generan las y los trabajadores migrantes, por su monto ocupan el segundo lugar como fuente de divisas después del petróleo. Dicho de otra manera, lo que México exporta principalmente -después del petróleo- son mexicanas y mexicanos jóvenes y en edad productiva.

Las razones por las que emigran es la falta de empleo y la pobreza, los estados expulsores son principalmente: Oaxaca, Puebla, Guanajuato, Michoacán, Guerrero y Zacatecas, entre otros.

La problemática de la pobreza extrema en que viven millones de mexicanos, afecta sobre todo a las mujeres, quienes representan el 70 por ciento de la población en situación de pobreza.

Y justamente son las mujeres quienes reciben estas divisas en forma de remesas, por lo consiguiente, se trata de transferencias de dinero entre los pobres y marginados.

Desde una perspectiva de género, si se analiza este fenómeno de los dólares migrantes surgen varias interrogantes, ya que impactan sobre el derecho y el trabajo de las mujeres, así como en los roles y las relaciones de género al interior de las familias.

¿En qué esperan que se utilice este dinero y cómo es realmente utilizado; qué sistemas de envío son los preferidos y por qué; quién decide en que se usarán; se está beneficiando a las mujeres?

¿Qué significa este ingreso para el desarrollo de la economía familiar y cómo se están transformando las relaciones sociales y de género con la migración?

¿Qué tipo de economía está surgiendo en México con ese nivel de remesas y de migración de mano de obra barata? ¿Son fuente de desarrollo económico y social?

USO Y APLICACIÓN DE LOS MIGRADÓLARES

Existen dos tipos de remesas y dos tipos de envío: el formal (vía sistema financiero) y el informal mediante viajeras (os). Las remesas físicas (regalos, fotos, cartas, etc.) representan un lazo de unión entre las familias donde se intercambia información que permite mantener en forma transnacional el contacto, pero en ningún caso se trata de una simple transferencia monetaria, ya que ésta forma parte de una intrincada red de relaciones al interior de las familias que involucra género, clase social, etnias y, en general, a la sociedad en su conjunto.

Estos recursos pasan a formar parte del ingreso total de la familia y son destinados al consumo básico (alimentos, salud, educación, medicinas); el sobrante, si lo hay, se utiliza en inversión física (bienes muebles e inmuebles), y en el mejor de los casos se destinan a una microempresa, generalmente manejada por la familia ampliada del migrante. Rara vez son utilizados estos recursos en inversiones financieras.

Desde luego esto se aplica a las remesas individuales, las colectivas, provenientes de asociaciones de migrantes, tienen un destino predeterminado claramente por el emisor y frecuentemente se aplican en subsidios al pueblo, localidad o municipio receptor (escuelas, ambulancias, hospitales, agua potable, etc.).

EMPODERAMIENTO DE LAS MUJERES

La mujer que es esposa de un trabajador migrante y recibe remesas las destina a cubrir el magro presupuesto familiar para el sustento de los hijos y generalmente, cuenta con la supervisión de la familia, de la propia y la de su esposo, no sólo para la aplicación adecuada del dinero, sino para su comportamiento y su estancia en la localidad.

Cuando es la mujer quien ha emigrado, eso obedece a dos razones: económicas o bien, el reencuentro familiar. A diferencia del hombre, su mercado de trabajo es más inestable y menos remunerado por lo tanto, sus envíos de dinero son menores.

Los estudiosos del tema consideran que con el tiempo, las familias reciben menos remesas y con menor frecuencia, debido a que las nuevas generaciones de migrantes invierten cada vez más en el país de residencia.

Por lo subsecuente, la independencia de derechos económicos y civiles de la mujer es muy relativa. Hay una relación de poder masculino transnacional.

Por ejemplo, la fidelidad de la pareja es arma masculina de control, donde la mujer es sometida por la familia ampliada, mientras que el hombre mantiene su independencia y mediante el envío de dinero refuerza su poder patriarcal, no obstante que el hogar del país receptor sea monoparental y esté jefaturado por una mujer.

De esta manera las remesas monetarias, que son transferencias entre marginados, reproducen y producen formas de relaciones sociales. Las remesas sociales, como flujo de información, bienes y servicios, ideologías de género sobre las normas sociales; roles y relaciones de hombres y mujeres transforman gradualmente las realidades de ambos países, el receptor y el emisor.

* Economista, especializada en temas de género.
[email protected]

07/CP/GG

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