Luego de permanecer 10 años presa en tres cárceles diferentes del país, la ex presa política Gloria Arenas Sagis, considera que «la prisión política es para amedrentar movimientos y para castigar la pobreza».
De gira por diversos estados de la república mexicana, para dar a conocer su experiencia dentro de los centros de reclusión y para informar sobre un censo que realizó sobre presos políticos, Arenas Sagis comentó durante su estancia en Veracruz, que»un preso político no es lo mismo que un político preso, porque el político se lo merece y los otros no».
Dijo que en el censo que realiza, ha encontrado que «las presas políticas han vivido siempre en un entorno de violencia, tanto familiar como social, pero siempre en contra de ellas». A ello se suman las vejaciones que llegan a sufrir dentro de los propios penales a manos de otros reclusos o de los mismos custodios, agregó la activista.
Acompañada por su esposo, Jacobo Silva, quien también estuvo preso diez años en el penal de máxima seguridad de La Palma, ambos relataron su experiencia dentro de los penales en su condición de reos de conciencia.
Ella explicó que dentro de los tres penales en que permaneció observó que las cárceles también son para castigar la pobreza, porque «en los diez años en que estuve recluida, nunca encontré a una mujer rica encarcelada, lo más que pude ver fueron mujeres de clase media baja», sin diferenciación del delito que hubieran cometido.
Lamentó que entre las mujeres más pobres que encontró en las cárceles, muchas preferían permanecer encerradas, pese a los riesgos dentro de las prisiones, debido a que por lo menos ahí tenían qué comer.
Señaló que de acuerdo a su experiencia hoy puede decir que «la prisión política es un medio de escarmentar un movimiento», en ocasiones, dijo, se detiene, se acosa y se procesa a personas que «solo iban pasando». Como ejemplo citó el caso de San Salvador Atenco, en donde dijo, muchos de los detenidos durante los operativos del 3 y 4 de mayo de 2006, no habían participado en el movimiento y desconocían los cargos que se les imputaban.
Por su parte Jacobo Silva comentó lo que fue su experiencia en el penal de máxima seguridad de la Palma, donde dijo que convivió lo mismo con ladrones y asesinos, que con narcotraficantes «de alto nivel».
Relató como los reos son víctimas de vejaciones, muchas de las cuales terminaron con su vida, aunque en el exterior se argumente que se suicidaron.
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