Leona Vicario Fernández de San Salvador, nació el 10 de abril de 1789 en la Ciudad de México. Combatiente insurgente e informante, invitó a los mejores armeros vizcaínos a que se sumaran a la causa independentista; motivo suficiente para que la aprendieran y encerraran en el convento de Belém de las Mochas las fuerzas reales.
A la edad de 18 años queda huérfana al morir sus padres Gaspar Martín Vicario, de origen español, y Camila Fernández de Salvador, mexicana; por lo que queda bajo la tutela de su tío y padrino, el abogado Agustín Pomposo Fernández de Salvador.
En el despacho de su tío conoce a el joven Andrés Quintana Roo, pasante de derecho, con el que comparte sus ideas de libertad y afianza su relación.
Andrés Quintana Roo pide su mano a don Agustín y éste se la niega, argumentando que el joven es pobre; lo que influye en la decisión de Leona Vicario para unirse a los insurgentes, donde lucha bajo las órdenes de Ignacio López Rayón.
Por iniciativa propia Leona Vicario ayuda al movimiento libertario como informante, acción que descubre su tío y la confina a su casa bajo vigilancia.
Vicario, de espíritu rebelde, se escapa y huye al pueblo de San Juanico, Tacuba, en donde reúne a varias mujeres; entre ellas su ama de llaves con el propósito de unirse a la causa insurgente.
Don Agustín, al percatarse de la ausencia de Leona, llama a las fuerzas reales para buscar a la joven insurgente; esto hace que descubran su iniciativa rebelde en el Pueblo de Tacuba, por lo que es procesada el 13 de marzo de 1813 y sentenciada a permanecer en el Convento de Belém de las Mochas, en la Ciudad de México.
El 22 de abril de 1813 seis hombres disfrazados de fuerzas reales la rescatan y sacan de la ciudad con rumbo a Oaxaca; tres años más tarde, en 1816 en la ciudad de Oaxaca, contrae matrimonio con Andrés Quintana Roo.
Tras la muerte de Morelos que comandaban las fuerzas del batallón al que pertenecían doña Leona y don Andrés, ésta tuvo que buscar refugio en el pueblo de Tlacocuzpa, en la sierra de Tlatlaya (Estado de México), donde el 3 de enero de 1817 nace Genoveva, su primogénita, de la que es padrino Ignacio López Rayón.
El realista Vicente Vargas, jefaturando veinte soldados de las fuerzas reales, sorprenden el 14 de marzo de 1818 en su refugio del pueblo de Tlacocuzpa a Leona Vicario y a su pequeñita, a quienes conducen a Temascaltepec donde se encuentran con la buena nueva de que se les había concedido el indulto solicitado por el mismo Quintana Roo un año antes para su familia; aunque éste deberían cumplirlo en España.
El 24 de enero de 1842, a los 54 años de edad, en la casa de Santo Domingo, fallece a las nueve de la noche doña Leona Vicario de Quintana Roo. Nueve años le sobrevivió su amante esposo y compañero de incontables aventuras libertarias.
El 28 de mayo de 1900 sus restos fueron trasladados a la Rotonda de los Hombres Ilustres y, en 1925, al monumento del Ángel de la Independencia; donde reposa al lado de los demás caudillos de la guerra de independencia.
El nombre de Leona Vicario se encuentra escrito con letras de oro en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión; además de una placa colocada en la esquina de las calles de los Sepulcros de Santo Domingo (hoy República de Chile, esquina con Colombia), en el centro histórico de la Ciudad de México, cuya leyenda reza: «a los contemporáneos de la muerte de tan admirable y admirada [sic] mujer mexicana, la que sin titubeos, oportuna, sacrificó su fortuna para que fuera cierta la libertad de México».
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