El año pasado, tres periodistas mexicanos fueron asesinados en México en el ejercicio de su labor, según el informe anual 2005 de la organización internacional Reporteros sin Fronteras (RSF), en el que se habla del 2004 como «un año negro para la libertad de prensa».
Este año -tras concluir el análisis referido al anterior- uno de los casos que denuncia la organización es el de Alfredo Jiménez Mota, redactor del diario El Imparcial, desaparecido el 2 de abril de 2004 en Hermosillo, Sonora.
En diciembre de 2003, Mota publicó un artículo en el diario El Debate, de Culiacán, sobre un accidente de circulación de un hijo de un barón de la droga. El artículo mencionaba la presencia del ex responsable de la policía local, Reynaldo Zamora, en el lugar del accidente, dando a entender la existencia de relaciones entre el policía y el narcotráfico.
Furioso, Zamora fue a la redacción a buscar a Jiménez Mota, y le amenazó. Tras la desaparición de Mota, incluso el presidente Vicente Fox afirmó que las autoridades federales participarían en la investigación.
Sin embargo, RSF denuncia que las investigaciones están estancadas y no se ha hallado ningún elemento serio que haya permitido encontrar el rastro del redactor.
SITUACIÓN EN EL NORTE
El informe menciona un recrudecimiento de la violencia sobre todo en el norte del país, a causa de los carteles de la droga que actúan en dicha zona. Esto, sin olvidar que gran parte del gremio periodístico está compuesto por mujeres, quienes son más vulnerables ante los actos de violencia.
«Sólo los asesinos saben cuando van a matar», explica en el informe Jesús Blancornelas, director del semanario Zeta, para explicar el miedo de las y los periodistas mexicanos que trabajan en la frontera con Estados Unidos.
En esta zona prolifera el tráfico de todo tipo, y no faltan los temas tabúes, ya que la ley la hacen los barones de la droga, a la cabeza de los cárteles de Tijuana, el Golfo, o del Milenario.
Según el informe, el balance de 2004 habla de 3 periodistas muertos, 2 detenidos, 15 agredidos, 13 amenazados, 10 citados para revelar sus fuentes y 7 medios de comunicación atacados o censurados.
Los nombres de los periodistas asesinados son Francisco Arratua Saldierna, de Tamaulipas; Gregorio Rodríguez Hernández, de Sinaloa, y Francisco Javier Ortiz Franco, en Tijuana, a quien unos asesinos a sueldos asesinaron ante los ojos de sus hijos.
Frente a la multiplicación de la violencia, cientos de periodistas, mujeres y varones, se manifestaron el pasado 11 de octubre, a través de todo el país, reclamando justicia para sus colegas. Entre otras cosas, pedían que las investigaciones sobre los asesinatos de periodistas se pongan en manos de la justicia federal y no en las de los estados.
RSF afirma que «en México existe una libertad de prensa a dos velocidades». La organización señala que por una parte está la prensa nacional, cuya importancia y peso la dejan al margen de la represión; y, por otra, los medios de comunicación locales y regionales, que la organización califica como «frágiles y aislados».
El informe denuncia que los problemas de la libertad de prensa no se limitan a la violencia, y demanda una reforma legislativa, ya que los periodistas «tienen que vérselas con la penalización de los delitos de prensa y los atentados al secreto de las fuentes».
El informe sobre México, así como de otros países, está disponible en la página web de RSF: http://www.rsf.org/rsf/esp/.
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