Aunque México cuenta con un marco legal y normativo que garantiza los derechos sexuales y reproductivos de la población, en la práctica el ejercicio de éstos es limitado, sobre todo para las adolescentes, las indígenas y las jóvenes que están fuera del sistema escolar.
Así lo informó a Cimacnoticias Gabriela Rivera, asociada nacional de Programas en Salud Sexual y Reproductiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA-México), quien mencionó que para que el acceso a los derechos sexuales y reproductivos sea universal se deben adecuar los servicios y programas para acercarlos a las poblaciones excluidas.
Las limitaciones de los servicios de salud se caracterizan por la falta de capacitación y sensibilización de los prestadores de salud sobre la normatividad que garantiza los derechos sexuales y reproductivos de adolescentes, jóvenes y mujeres indígenas.
Otra barrera son los horarios de atención de algunos servicios de salud, los cuales suelen ser incompatibles con el tiempo libre de las adolescentes. «Por ejemplo, algunos servicios cierran a las 2 de la tarde, cuando ellas salen de la escuela», mencionó la especialista.
Respecto a las adolescentes y jóvenes que están fuera del sistema escolar, Rivera indicó que faltan estrategias para acercarles los programas y la información que ellas requieren para cuidar de su salud sexual y reproductiva.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid) 2009, el 20 por ciento de las mexicanas sin escolaridad tiene necesidad insatisfecha de anticonceptivos (NIA), tal necesidad se reduce a 8.3 por ciento en quienes cursaron la secundaria o tienen estudios superiores.
Entre las mujeres que hablan alguna lengua indígena, la NIA es de 21.5 por ciento, contra el 9 por ciento de las mujeres que no hablan alguna lengua indígena.
De igual modo, Gabriela Rivero dijo que es necesario fortalecer el abasto de una amplia gama de anticonceptivos, ya que si no están disponibles los que las adolescentes y jóvenes requieren «se van (de los servicios de salud) sin el método».
Las adolescentes y jóvenes del país rebasan el 9 por ciento de la NIA en las mujeres en general, que en el caso de las jóvenes es de 18 por ciento y de las adolescentes es de 25 por ciento, según la Enadid.
Asimismo es preciso «reforzar la información, consejería y las habilidades de las adolescentes para negociar el uso del condón en sus relaciones sexuales», y también para que conozcan la utilización adecuada de los distintos métodos para evitar embarazos no deseados y la transmisión de infecciones de transmisión sexual (ITS).
Entre los métodos que deberán tener disponibles los servicios de salud está el condón femenino, el cual el UNFPA comenzará a importar este año mediante los convenios de apoyo de este organismo con el gobierno federal, para los programas de Planificación Familiar y de respuesta al virus de inmunodeficiencia humana (VIH-Sida).
Rivera refirió que se tiene prevista la importación de 400 mil condones femeninos, los cuales podrán adquirirse a pesar de que «el marco normativo a nivel nacional está en proceso de oficialización».
El abasto de este método en los servicios de salud deberá acompañarse de información y sensibilización de los prestadores de servicios, para que oferten el anticonceptivo y brinden información acerca de cómo debe utilizarse.
La asociada nacional de Programas en Salud Sexual y Reproductiva de UNFPA-México añadió que el país debe adecuar los servicios e involucrar a las adolescentes y jóvenes en la elaboración de las estrategias en salud sexual y reproductiva, para que sean más efectivas y puedan reducir la NIA en esa población.
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