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Los factores olvidados

Por Juana Eugenia Olvera*

Cuando las cosas no van bien nos preguntamos qué pasa. Por qué sucedió lo que a todas luces fue una mala circunstancia, y siempre pareciera que las y los demás tienen la culpa de lo que nos está sucediendo, sin darnos cuenta que nosotros mismos generamos nuestras vivencias.

En mi época era así; todos los de fuera eran responsables de lo que nos sucedía. Afortunadamente para mí, me fue llegando la luz y entendí el precepto de "ser responsable de mi vida". Con enorme dolor me fui dando cuenta de que el abuso yo lo permitía, el engaño lo alimentaba y, en casos extremos, los conflictos los llegué a nutrir.

Hace cerca de 20 años tuve la suerte de tomar el curso de geobiología y el maestro enfatizó que somos lo que generamos y que tomáramos conciencia de qué tipo de factor éramos para nuestro ambiente.

¿Éramos factores de unión, armonía, amor? ¿O éramos detractores, y creábamos discordia, conflicto, desavenencias?

En algún momento, cuando participaba en un programa de radio, una escucha nos habló para preguntarnos por qué ella no tenía manifestaciones angélicas.

Al preguntarle qué tipo de hogar tenía, si había amor, respeto, si se agradecía lo que se recibía diariamente, etcétera, tristemente respondió que no, más bien se maldecía, un familiar era alcohólico, y toda una atadura de energías nocivas que los tenía encadenados.

Las emociones negativas crean un ambiente degradado que impide muchas veces salir de rachas difíciles. Había que limpiar no solamente el ambiente del hogar, sino a cada uno de los componentes familiares.

Y no se crea que la limpia consistía en ir a rociar cualquier cosa a esa casa y asunto olvidado. No. Era preciso que cada uno de sus miembros cambiara su manera de ser.

Los cambios nunca han sucedido de fuera hacia dentro. Los cambios son internos, y cuando son auténticos cambian el entorno y modifican la vida de los involucrados.

Una de las situaciones que me agradan es que a partir de una serie de eventos astrológicos, las personas han ido tomando conciencia de cambiar.

Actitudes, hábitos, forma de ser, tal vez porque han entendido que el daño consciente o inconsciente que causaban les estaba afectando también a ellos. Lo que hacemos a los demás nos regresa aumentado, esta es una ley metafísica y en oriente se conoce como ley del karma.

El karma no es un castigo. Como analogía es como si en la escuela no pasamos una materia y sabemos que para obtener el pase es necesario tener la materia acreditada, es decir asimilada en nuestro conocimiento. Cuando esto se logra podemos continuar.

Así pues, uno de los factores a tomar en cuenta es vivir en un ambiente sano, limpio y ordenado, sin que esto se vuelva una obsesión e impida disfrutar del espacio.

Claro que antes que nada, debemos disfrutar de nosotros mismos, de quienes nos rodean, sean de nuestro hogar o los compañeros con quienes compartimos la vida por estar unidos en trabajo, en nuestro ámbito profesional.

En estas circunstancias también es muy importante agradecerle a la madre tierra que tengamos un lugar para vivir, bendecirlo, decirle que agradecemos que nos cuide y nos permita vivir seguros.

Dentro de este campo existe un ejercicio que cualquiera puede hacer y que brinda resultados increíbles. Sólo necesitan unos cuantos minutos.

Entra en silencio contigo misma y ubícate en el centro de tu hogar. No necesariamente tiene que ser el centro, en ocasiones es un cuartito que está olvidado o porque en ese espacio se siente algo agradable.

Una vez que tengas ubicado el espacio, trata de entrar en contacto con el corazón de tu casa, agradécele todo lo que tengas que agradecer y ofrécele un regalo. Este puede ser desde un ramo de flores, un mejor comportamiento, más aseo, en fin, todo lo que sabes que mejorará el espacio.

Date tiempo para escuchar la respuesta. Si de momento no pasa nada, no importa, muchas veces durante el sueño puedes recibir la información solicitada.

Te sorprenderás de los cambios que se darán y entonces te darás cuenta que tú, solamente tú, eres la responsable del ambiente familiar.

Entenderás por qué somos motivo de unión, de armonía. Esto te llevará a qué gustosamente asumas el papel de benefactora de los tuyos y, sin buscarlo, serás el factor que integra, que une y transforma circunstancias negativas en éxito.

*Narradora oral, astróloga y terapeuta.

12/JEO/RMB/LGL

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