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Los salarios mínimos de miseria

Por Manuel Fuentes Muñiz*

El incremento acordado por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CNSM) para 2009 representa un duro golpe para la clase asalariada de nuestro país; son apenas dos pesos diarios, en promedio 4.6 por ciento, contra los incrementos desproporcionados de la canasta básica que han ascendido durante este año en más del 40 por ciento, de acuerdo a estudios de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).

Con este mísero incremento se arrincona a las y los trabajadores a soportar solos esta crisis sin que exista un control de precios gubernamental para atemperar esta embestida. Mientras tanto, el 4.6 por ciento será el tope que las autoridades y empresarios buscarán imponer en las próximas revisiones salariales.

Los incrementos a los alimentos han sido desmedidos con respecto a diciembre de 2007 de acuerdo a la Profeco. La lenteja, 97 por ciento; salchicha, 69; frijol, 87; leche condensada 73; leche en polvo, 55; mantequilla, 54; arroz, 27, y huevo, 36 por ciento. El pollo y la carne molida de res han registrado aumentos de casi 55 y 40 por ciento, respectivamente.

Otros artículos de consumo imprescindible, como la crema dental, aumentaron un 28.79 por ciento; los pañales desechables, 26.23 por ciento; las toallas femeninas, 24.71; el detergente para ropa, 38.67; el jabón de baño, 16.03, y hasta los focos, que ahora son 27.59 por ciento más caros que en diciembre de 2007.

La CNSM impuso que los salarios de la zona A se incrementarán de $52.59 a 54.89 que representó un 4.25; de la zona B de $50.96 a $53.26 representando un 4.51 por ciento y la zona C de $49.50 a $51.95 significando un 4.95 por ciento de incremento.

EL IMPACTO

Estas cifras impactan, de acuerdo a la CNSM, en 481 mil 469 trabajadoras y trabajadores que se encuentran inscritos en el IMSS con un salario mínimo general (SMG) que representa un impacto en apenas el 3.5 por ciento de las y los asalariados del país.

Existe otro rubro, según estudios de la misma Comisión, de 4 millones 320 mil 230 trabajadoras y trabajadores que perciben de 1 a 2 SMG que representan el 31.6 por ciento y otro grupo de más de 2 salarios mínimos con 8 millones 881 mil 336 trabajadoras y trabajadores que representan el 64.9 por ciento.

Estas cifras son engañosas, pues aun cuando hablan de la cifra de mujeres y hombres asalariados dados de alta en el IMSS es mayor el número de personas que perciben salarios o percepciones de manera informal y que no tienen seguridad social.

INEGI señala que existen 43.6 millones de personas que laboran, independientemente de la existencia o no de una relación laboral formal, de ellas 5.1 millones perciben menos de un SMG, mientras que 8.7 millones ganan entre 1 a 2 SMG.

Existe otro grupo de 10.25 millones de personas que ganan de 2 a 3 salarios mínimos generales y quienes ganan de 3 a 5 salarios mínimos son 7.4 millones.

Estas cifras son indicativas de que la mayor parte de las y los mexicanos viven en situaciones económicas de sobrevivencia y de extrema pobreza, situación que no les importa a quienes imponen los salarios mínimos en el país.

El Presidente de la CNSM, Basilio González Núñez, con cinismo dice que los 481 mil 469 de trabajadoras y trabajadores que se encuentran inscritos en el IMSS con un SMG no perciben esa cantidad porque la complementan con propinas. Se le hace imposible a este singular personaje que alguna persona pueda sobrevivir con este salario.

Sin embargo, hay patrones que imponen estos salarios en jornadas de 8 horas y algunos sin que exista contrato de por medio para evadir cualquier prestación laboral o de seguridad social.

INCREMENTO EN LA CANASTA BÁSICA

La CNSM establece como mecanismo para definir el SMG con base en la «inflación esperada» que para ellos no debe rebasar el 4.6 por ciento y de ahí justifican el incremento salarial. Sin embargo, en 2008 se previó que no rebasará el 4 por ciento y terminamos el año con una inflación del 6.3 por ciento.

Esa diferencia, como lo acepta la Profeco, no se repone a las y los trabajadores, basta señalar que el costo de la canasta básica se disparó de 818.44 pesos en diciembre de 2006 a mil 98.14 pesos en la primera quincena de septiembre de 2007 y hasta octubre del 2008 se encontraba en mil 652.97, lo que significó una elevación del 50 por ciento en este periodo, un grave deterioro en la misma proporción en el poder adquisitivo del dinero y de la capacidad salarial para comprar esos productos.

El artículo 123 Constitucional fracción VI señala:

«Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos. Los salarios mínimos profesionales se fijarán considerando, además, las condiciones de las distintas actividades económicas».

Con estas resoluciones se pisotea la Constitución Política sin ningún pudor ya que se considera a los SMG como un factor para determinar los impactos inflacionarios, pero que operan en contra de la población general al controlar los incrementos salariales y liberar sin medida los precios.

El cinismo campea por parte del gobierno, líderes empresariales y sindicales que se regocijan en la miseria de la población trabajadora.

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*Abogado, especialista en temas de justicia laboral, profesor en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), integrante del Consejo de Comunicación e Información de la Mujer, AC (CIMAC).

08/MF/VRI/CV

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