Más de 47 mil niñas, niños y adolescentes panameños son víctimas de la pobreza y se ven obligados a trabajar en busca del sustento diario, revelan estadísticas oficiales de la Contraloría de la República.
«Esta situación la vive el 7.9 por ciento del total de niños que viven en viviendas particulares en todo el país», difunde hoy un despacho de Prensa Latina.
Apuntó que otros nueve mil 548 menores entre cinco y 17 años de edad, están en riesgo de abandonar la escuela para dedicarse a algún tipo de actividad remunerada.
Las grandes paradojas y contrastes de Panamá resultan cada vez más difíciles de entender en virtud de que el país impresiona a simple vista por el creciente ritmo de construcción de edificios ultramodernos y se respira una relativa bonanza económica.
Con una cartera de eventos internacionales, turismo en franco ascenso y los sólidos puntales de ingresos multimillonarios de divisas del Canal de Panamá y la Zona Libre de Colón, el país, sin embargo, se resiente por la franja del 40 por ciento de la población en la pobreza.
La Contraloría General señala en sus estadísticas más recientes que el 76 por ciento de los niños panameños participa en trabajos agrícolas como recolección de café, mientras otros laboran en ventas ambulantes de dulces, frutas y limpieza de zapatos.
El drama de los lustradores de calzado se convierte en un terrible contrasentido, cuando de forma cotidiana infantes de siete u ocho años de edad ingresan a las instalaciones de la Universidad de Panamá para ofrecer sus servicios.
Los menores, de acuerdo con encuestas realizadas por la Contraloría, en una cifra superior a los tres mil, declararon haber sufrido algún tipo de lesiones por la ejecución de los trabajos.
Existen numerosos programas para la niñez emprendidos por el gobierno del presidente Martín Torrijos y en particular por la oficina de su esposa, Vivian Fernández.
No obstante, hasta ahora resultan insuficientes y se ve lejano el cumplimiento de uno de los principales Objetivos del Milenio hacia el año 2015 de lograr que todas las niñas y niños terminen por lo menos la educación primaria.
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