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México mantiene tasa de fecundidad adolescente

Por Hazel Zamora Mendieta
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El embarazo adolescente en México es una problemática de salud pública derivada del incumplimiento del Estado por garantizarle a esta población sus Derechos Humanos. La consecuencia, señalan expertas: estragos en la salud, desarrollo humano y económico de las adolescentes.

El informe “Mundos Aparte. La salud y los derechos reproductivos en tiempos de desigualdad” del el Fondo  Población de las Naciones Unidas, señala que mientras en México la tasa promedio de fecundidad adolescente en el periodo de 2006-2015 fue de 83 nacimientos por cada mil mujeres entre 15 a 19 años de edad, en la región de América Latina y el Caribe fue de 64 por cada mil y en África Oriental de 94 nacimientos por cada mil adolescentes entre 15 a 19 años de edad.

Bajo este alarmante contexto, México desarrolló en 2015 la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo Adolescente (Enapea) con dos objetivos: trabajar a lo largo de 15 años hasta reducir a la mitad la tasa de fecundidad adolescente para 2030; y erradicar el embarazo que ocurre en niñas menores de 14 años de edad.

El reto es mayúsculo, pues en el fondo el embarazo adolescente tiene problemáticas más agudas que no logran solventarse mediante el abastecimiento de métodos anticonceptivos o la difusión de la educación sexual dijo a Cimacnoticias la directora de la agrupación Elige, Red de Jóvenes por los Derechos Sexuales y Reproductivos, Nayeli Yoval Segura.

A ello se añaden factores como las relaciones desiguales de género, las condiciones- de desigualdad económica y social; ubicación geográfica o pertenencia étnica; la violencia sexual y discriminación y en el caso de las adolescentes, se encuentran en mayor desventaja.

Hasta ahora, el gobierno ha apostado como una de las medidas para reducir el embarazo en adolescentes, en la compra de métodos anticonceptivos y el establecimiento de clínicas médicas “amigables”.

Datos del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva señalan que en México hay 2 mil 140 de estos establecimientos, mientras que en anticonceptivos el gobierno ha realizado la compra centralizada de diversos métodos para repartirlos en las entidades federativas, sólo en este año se etiquetó un presupuesto de más de 2 mil millones de pesos para que 4 millones de mujeres en edad fértil tengan acceso a un método anticonceptivo.

Respecto a los servicios amigables para adolescentes, el director de Marie Stopes México, Alfonso Gerardo Carrera Riva Palacio, dijo en entrevista, que no se ha logrado garantizar que las juventudes realmente se acerquen a éstos ya sea porque se les siguen negando por personal de salud o por desabasto.

Ante este panorama, las y los adolescentes que tienen relaciones sexuales sólo utilizan -en el mejor de los casos- el condón o las pastillas de emergencia, que es la anticoncepción que pueden costear y no requiere indicaciones médicas, pero no es la ideal, afirmó.

Se necesita, agregó, una protección dual que incluya un método de alta continuidad para prevenir un embarazo e infecciones de transmisión sexual, como el condón, y los dispositivos intrauterinos, y esto es un derecho que está establecido en la Norma Oficial Mexicana 047 Para la atención a la salud del Grupo Etario de 10 a 19 años de edad.

“Esto tienen que ver con un estigma. Siempre decimos que los jóvenes tengan la información pero no estamos planteando todo el paquete, cuando deberían disfrutar de su sexualidad y ofertarles métodos anticonceptivos” dijo el ginecobstetra Carrera Riva Palacio.

La última Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica de 2014 expone que 55 por ciento de las 29 mil 776 adolescentes de 15 a 19 años de edad que tuvieron un hijo o más, refirieron que fue porque no utilizaron métodos anticonceptivos; 19.5 por ciento le falló el anticonceptivo; 10 por ciento porque “sus parejas querían más hijos”; y 3 por ciento manifestó que no conocían algún método anticonceptivo.

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición indica que 23 por ciento de las y los adolescentes inician su vida sexual entre los 12 y 19 años; de éstos, 15 por ciento de los hombres no utiliza anticonceptivo en su primera relación sexual en comparación con 33 por ciento de las mujeres.

Las barreras culturales son otro factor determinante en el ejercicio de la sexualidad, pues aún es vista como algo “pecaminoso” cuyo |único fin es la reproducción pero ésta ocurre solo después del matrimonio o que está supeditado al control de los adultos, creencias sumamente arraigadas en México que siguen impidiendo la difusión de la educación sexual y el goce de la sexualidad a las y los jóvenes.  

La Encuesta Nacional de la Juventud destaca que 5 de cada 10 adolescentes recibe mayor información sobre su sexualidad en la escuela, pero se desconoce la calidad de la información ya que el sector de educación pública no cuenta con indicadores para su medición, explicó la asesora en política y abogacía de Ipas México, Fernanda Díaz de León.

Pero aquí hay sucede otra cosa y es que van a recibir esta información dependiendo de los conocimientos y creencias que tengan las y los educadores, mientras los tutores tienen menor participación en este proceso debido al desconocimiento o preceptos negativos entorno a la sexualidad señaló Díaz León.

El especialista en educación sexual en adolescencia de la organización Demysex, Alexis Sorel, añadió que la creencia de la maternidad como el único rol valorado socialmente o al que deben aspirar las mujeres es también otro obstáculo que impide la prevención y reducción del embarazo en temprana edad.

Los mismos programas gubernamentales tienden a repetir estos estereotipos, Alexis Sorel ejemplificó el uso de “bebés virtuales” que implementan instancias como el DIF o la entrega de “apoyos rosas” o “pañaleras” para las adolescentes que son madres en lugar de ofertarles métodos anticonceptivos para no reincidir en el embarazo.

“No hay políticas públicas que realmente se planteen desvinculando a las mujeres de la maternidad, una campaña decía “todo llega a su momento” pero nunca le hablaban que las mujeres también tienen el derecho a decidir no ser madres”, señaló el también psicólogo.

Llevar a término un embarazo en edad temprana implica cambios al proyecto de vida de las mujeres quienes en la mayoría de los casos abandonan la escuela, truncan las posibilidades futuras de mejorar sus condiciones de vida, además de que corren el riesgo de mortalidad y morbilidad materna mayores.

La directora de Elige Nayeli Yoval Segura recordó que prevenir el embarazo adolescente tiene consecuencias directas en la calidad de vida y el desarrollo de las y los jóvenes del país, se trata que el Estado reconozca a este sector como sujetos de derecho y se los garantice.  

18/HZM/LGL

 

 

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