Inicio Manos Unidas, reconocida por Semillas por su combate a MM

Manos Unidas, reconocida por Semillas por su combate a MM

La Sociedad Mexicana Pro Derechos de la Mujer AC, mejor conocida como Semillas, otorgó su reconocimiento anual a La Casa de Salud de Mujeres Indígenas Manos Unidas, coordinada por Francisca de la Cruz y Avelina Valera, por su importante labor en derechos humanos y campañas contra la mortalidad materna en comunidades como Ometepec, San Luis Acatlán, Malinaltepec, Tlacoachistlahuaca, Xochistlahuaca e Igualapa, de Guerrero, que beneficia a mujeres mixtecas, amuzgas, tlapanecas, nahuas y de la región negra.

Manos Unidas nació como resultado de un proyecto denominado 213 voces de mujeres contra la muerte materna, coordinado por la maestra Gisela Espinosa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco; por Martha Sánchez Néstor, de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas (Conami), y por Kinal Antzetik, quienes con ayuda del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Comisión Nacional para el Desarrollo de Pueblos Indígenas (CDI), logran formalizar el proyecto en 2004.

Para eso, se constituyeron a nivel estatal como una Asociación Civil denominada Coordinadora Guerrerense de Mujeres Indígenas (CGMI), integrada por mujeres de los cuatro pueblos indígenas, así como de organizaciones locales, y comenzaron con su labor a través de reuniones, foros y talleres en los que se tomaron diversos temas como intercambio de conocimientos tradicionales y profesionales sobre salud y violencia.

MUERTE MATERNA EN GUERRERO

De acuerdo con cifras extraoficiales publicadas por Semillas más de mil 300 mujeres indígenas mueren anualmente en el embarazo, parto o puerperio, en comunidades pequeñas y alejadas de la entidad.

Datos de la organización Servicios Internacionales para la Paz (Sipaz) Guerrero, que retoma estadísticas oficiales y no gubernamentales, indican que la mortalidad materna es de las más elevadas en el mundo: en Guerrero, 281 mujeres indígenas mueren por cada 100 mil recién nacidos, mientras el promedio es de 151 en las mujeres indígenas en México y de 51 en las mujeres mexicanas.

Esto tiene que ver con la atención a las mujeres en su edad fértil, pues mientras en México 1 ginecólogo tiene que atender a 2 mil 414 mujeres en edad fértil, en Guerrero, 1 ginecólogo tiene que atender a 4 mil 132 mujeres en edad fértil. Más aún, en la región de la Montaña de Guerrero, 1 ginecólogo tiene que atender a 17 mil 654 mujeres en edad fértil, pues hay 5 ginecólogos por 88 mil 277 mujeres.

FRANCISCA Y AVELINA, CONTRA LA MM

Estas cifras revelan la importancia de La Casa de Salud de Mujeres Indígenas que, bajo la coordinación de Francisca de la Cruz y Avelina Valera, difunde una cultura de respeto y apoyo a la vida y los derechos humanos, sensibilizando a comunidades y autoridades comunitarias en la prevención de la muerte materna, y participan en la detección y canalización de mujeres embarazadas de alto riesgo a las instancias de salud.

Francisca y Avelina son dos mujeres orgullosamente indígenas. La primera nació en Xochistlahuaca y desde adolescente ha sido traductora de la lengua amuzga al español. Avelina nació en Chilixtlahuaca, municipio de Metlatónoc, habla mixteco y español y es profesora de primaria, señala una publicación de Semillas sobre los reconocimientos otorgados en 2008.

Ambas mujeres conocen la marginación, las condiciones de discriminación que sufren las mujeres indígenas. Son por ello conscientes de sus derechos, lideran en sus comunidades y se han convertido en un puente intercultural entre los prestadores de servicios de salud y las mujeres indígenas embarazadas que solicitan atención médica.

Algunos de los talleres que desarrolla son específicamente para la capacitación de parteras, lo que contribuye a un menor índice de mortandad materna.

Francisca de la Cruz afirma sobre el reconocimiento recibido: «Sabemos que para Semillas el combate a la mortalidad materna en las comunidades indígenas es un tema prioritario. El apoyo que nos dieron significa un voto de confianza en nuestro trabajo».

ACTIVIDADES

Para llevar a cabo sus proyectos, La Casa propuso a las Instituciones gubernamentales la firma de un convenio para coordinar acciones necesarias en los municipios como, asesoría en casos de violencia, servicios profesionales en el ámbito legal, realización de jornadas de sensibilización de la no discriminación hacia los pueblos y mujeres indígenas, entre algunas otras obras conjuntas que beneficien a estas comunidades.

En este año y bajo estos objetivos, Manos Unidas realizó 11 talleres comunitarios con temas como sexualidad y derechos reproductivos, salud materna y violencia, realizan promoción, formación y en algunos casos traducción a las lenguas de las comunidades, con lo que combaten los problemas de salud que aquejan a sus comunidades en su mismo contexto y cultura.

Otro de los temas importantes a combatir para Manos Unidas es el de la violencia, por lo que realizan acciones talleres con temas como la asesoría y acompañamiento a víctimas de violencia en el campo legal, comunitario, familiar, individual, y la solicitud a las autoridades apoyo para la capacitación y promoción del tema.

De este modo La Casa de Salud de la Mujer Indígena logró un cabildeo de incidencia con el Ayuntamiento de Ometepec, a través del cual el Presidente Municipal abrió las puertas para avanzar en las comunidades indígenas que pertenecen a su municipio.

La organización está por inaugurar su propio local en Ometepec, una casa a la que podrán llegar las mujeres que requieran apoyo y podrán ser atendidas por una partera capacitada, si así lo deciden, o ser acompañadas a los servicios institucionales de salud.

Asimismo las coordinadoras de la Casa, Francisca de la Cruz y Avelina Valera, tejen una relación institucional basada en el respeto entre ambas partes, para lograr una coordinación mas eficiente y permanente con el Regidor de Salud del Ayuntamiento, Ricardo Liquidano, quien se ha distinguido por su compromiso con el trabajo de capacitación, sensibilización, prevención de la muerte materna y con lograr el aporte en un porcentaje de la conclusión de la nueva sede.

«La sostenibilidad de este proceso y proyecto a largo plazo, señala la página Web de Manos Unidas, dependerá de la participación y voluntad articulada de las propias mujeres indígenas, pero también de la suma de voluntades y compromisos de todos los actores que tenemos la obligación moral, política, financiera y de generación de políticas públicas que contribuyan a erradicar los factores que causan la mortalidad materna».

Y entre estos factores, señala Manos Unidas, «la violación de los derechos humanos de las mujeres indígenas son un reto que nos obliga a pensar en cómo alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio en las zonas indígenas antes del 2015».

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