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María del Carmen Elu Cayado

Por Erika Cervantes*

La disminución de la muerte materna es uno de los indicadores de desarrollo humano de las naciones. Para los gobiernos, las mujeres que mueren durante el embarazo, parto o puerperio sólo son cifras. Para María del Carmen Elu Cayado, fundadora del Comité Promotor por una Maternidad sin Riesgos en México, son rostros y voces que han callado, que han desaparecido, y cuyas muertes se pudieron haber evitado.

Maricarmen es doctora en antropología social y ha dedicado su vida a hacer visible la injusticia en la que viven las mujeres al ejercer su derecho a ser madres: «Saber es comprometerse a que cambien las cosas, saber es hacer que no siga pasando, saber es detener el dolor».

En los años 60, cuando aún no se hablaba de género y se vislumbraba cómo las mujeres ejercerían la ciudadanía, Maricarmen ya estudiaba las relaciones de poder en la pareja.

Feminista o no feminista, ella apuesta a vivir en libertad. Su salvoconducto: una renuncia en el bolsillo para decir lo que casi nadie quiere oír. Muchos años de su vida han estado dedicados a salvaguardar la vida de las mujeres.

«A mí me meten en eso las mujeres que se mueren, escuchar la voz de las hijas y los hijos, y me obliga a darles voz. En el premio Zazil de Avon me dieron 100 mil pesos y 90 mil fueron para las parteras y 10 mil para comprarme el vestido de noche para recibir el premio que fue entregado en un lugar muy elegante. Cuando me tocó hablar agradecí el premio y dije: ‘nunca pensé que un lugar como éste tenía que dar voz a las mujeres que mueren por ser mujeres y ser pobres’, relata.

La tesis fundamental de los estudios de Elu Cayado es: «dejar que las mujeres hablen y hagan públicos los problemas que viven, acompañarles en el camino de la búsqueda de la igualdad y el respeto».

A ello ha dedicado su vida María del Carmen, hija del agricultor vasco Heriberto Elu y del ama de casa cubana María Luisa Cayado. Nació en Bilbao, España «por un error geográfico», dice, porque su verdadera nacionalidad es mexicana.

Es su madre la que decide que María del Carmen no estudiará bordado o piano: ella irá a la escuela porque llegará a la universidad y así lo hizo. Migra a los 15 años a Cuba con su familia.

A los ocho años hacía el trayecto de Bilbao a Sodupe, el pueblo de sus abuelos, donde la mano firme y dulce de ellos le enseñan a ser libre. «Yo tenía mi pedazo de río para pescar camarones, tenía permiso de andar por donde quiera, sólo llegaba a la merienda y todo el día desaparecía».

Su llegada a Cuba marca el inicio de una nueva aventura, donde Elu se encontraba como en espera para regresar a ver a sus abuelos.

En una conferencia de estudiantes universitarios católicos en El Salvador, entre canciones con mariachis y flores en la mano, María del Carmen conoció al mexicano Luis Leñero. Tras dos años de noviazgo se casaron.

Extranjera en Cuba, Elu Cayado decide al lado de Luis que vivirían en México a donde se dirigen bajo el argumento de que «yo ya era extrajera en un país, no había porque ser los dos extranjeros».

Su llegada a México es como recuperar la infancia, los espacios llenos de luz, de montañas, la gente afable, la calidez de las personas. «A mí me pasó al revés de Cortes, él salió de España, llego a Cuba y conquistó México. Yo salí de España, llegué a Cuba y México me conquistó».

Un poco más de 40 años han pasado, en los que ha luchado cada día porque las mujeres no mueran, a veces como funcionaria, en los últimos tiempos desde el diálogo abierto entre la sociedad civil y los gobiernos, desde el Comité por Una Maternidad sin Riesgos.

Impulsora de iniciativas, aportó el elemento de las autopsias verbales para mejorar el registro de la mortalidad materna en México, que no existía.

Apoyó en la década de los 70 la implementación de la planificación familiar en las comunidades rurales y emprendió la campaña de «milagros» para sensibilizar al personal de salud en su trascendencia en la salud de las mujeres y las niñas y niños.

Fundadora de la Red por la Salud de las Mujeres en Latinoamérica, la Red por las Mujeres en el Distrito Federal, y como asesora de la Organización Mundial de la Salud en el tema de la Salud Materna, Maricarmen ha trabajado sin descanso.

Actualmente contribuye con su experiencia a hacer visible la condición inequitativa de la salud de las mujeres como consultora tras 10 años de ser la secretaria técnica del Comité por una Maternidad sin Riesgos.

Y como ella dice «una piedra en el camino me enseñó que mi destino…. es seguir trabajando para que las mujeres tengan voz, pero ya en otro lugar después que sufriera un accidente».

Madre de tres mujeres y un varón, Maricarmen continúa trabajando a favor de las mexicanas y sus derechos. Nos hereda su lucha y su caminar para hacer realidad el derecho a la maternidad libre, voluntaria y sin riesgos para todas las mujeres.

* Periodista y fotógrafa mexicana.

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