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María Elena Moyano Delgado

Por Erika Cervantes

Oponerse al terror y la violencia en un clima político que no sólo lo permite sino que lo apoya es tarea titánica, pero la búsqueda de la paz es un bien común por el que muchas veces merece la pena perder la vida. Eso es lo que con su vida enseñó María Elena Moyano del Perú.

María Elena se enfrentó contra la cara de la violencia del grupo Sendero Luminoso grupo terrorista peruano de ideología maoísta, creado en 1970. Entre sus aportes más destacados es el organizar los grupos de mujeres feministas que trasforman la democratización desde las bases del Perú.

María Elena Moyano Delgado, nació el 29 de noviembre de 1958, en el Distrito de Barranco, Lima. Sus padres son Eugenia Delgado Cabrera y Hermógenes Moyano Lescano, tuvo siete hermanos.

La actividad política de María Elena se inició a la par de su ingreso a la universidad con un grupo de jóvenes de convicción cristiana y comprometidos con la comunidad.

Más tarde, formó parte de la Escuela Popular donde el marxismo que aprendía en sus clases universitarias se trasforma en práctica al ser maestra del primer circulo infantil comunitario.

Esa experiencia, la llevó a entender los problemas de la mujer, tomó conciencia del papel de la mujer en la sociedad, la marginación. El hecho de que la mujer, a pesar de trabajar fuera de la casa, tiene que asumir las tareas del hogar.

Comprendió lo machista que era su compañero y empezó una lucha constante para que él también asumiera algunas tareas del hogar. Formó el Club de Madres organizado para limpiar las calles, al igual que otros grupos de mujeres.

Posteriormente un grupo de ellas le propusieron formar la federación de mujeres en el grupo para que les pagaran las labores de limpieza con víveres.

En 1984, a la edad de 24 años, María Elena fue elegida presidenta de la Fepomuves (Federación Popular de Mujeres de Villa El Salvador), una de las organizaciones de mujeres más significativas del Perú y posiblemente de América Latina. Con una visión política de largo plazo, plural y democrática, María Elena impulsó la ampliación de la cobertura de la Fepomuves hacia todas las organizaciones de mujeres que existían en ese momento en Villa El Salvador.

En ese momento la Fepomuves agrupa a cerca de diez mil mujeres del distrito de Villa El Salvador, incluyendo diferentes organizaciones tales como los comedores populares, el programa del Vaso de Leche, los clubes de madres, los comités de salud, los comités de producción, de educación inicial, etc.

Su convicción política la llevó a ser candidata a Alcaldesa de Villa El Salvador en 1989 y fue electa.

En 1990, María Elena dejó la presidencia de la Fepomuves para dar paso a la nueva generación de líderes que se han perfilado en el último período en que la confrontación política demandaba de los dirigentes populares no sólo un fuerte compromiso con las organizaciones de base, sino también, y básicamente, un distanciamiento y condena clara de los métodos de terror que imponía Sendero Luminoso como una forma de controlar, por la fuerza y el terror, lo que no pueden lograr con argumentos políticos.

Con las organizaciones de mujeres Sendero Luminoso tuvo un gran conflicto: el carácter popular de las organizaciones feministas como las de Villa El Salvador, el carácter democrático de las mismas, marcaron una clara distancia con el uso de la violencia y el terror por enfrentar las adversas circunstancias que trae la crisis económica del país.

Por esas razones, Sendero inició una campaña de asesinatos, de terror, de intentos por separar las dirigencias de las bases a partir de acusaciones de traición a la causa popular. Así, las mujeres líderes son acusadas por Sendero de reformistas, de colaborar con el gobierno, de inmediatistas por sus intentos y logros en mejorar las condiciones de vida de sus familias y de sus comunidades.

Sendero no acepta que la mujer asuma un rol activo en sus organizaciones, que trate de influenciar el destino del país, que busque difundir y educar a las mujeres en sus derechos como ciudadanas y como género subordinado.

Por ello María Elena fue merecedora del Premio «Príncipe de Asturias», distinción que recibiera conjuntamente con Michel Azcueta.

María Elena, fue asesinada en Lima, Perú por un comando de aniquilamiento del grupo terrorista Sendero Luminoso el 15 de febrero de 1992, a la edad de 33 años. Y nos heredó su lucha por la igualdad de las mujeres y el derecho a vivir sin violencia.

2004/EC/LR

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