La primera dama de México, Marta Sahagún, se vio inmersa la semana anterior en una nueva polémica tras la aparición de dos libros en los que se abordan aspectos de su vida privada, lo que generó exigencias de que rinda cuentas sobre sus actividades, y demandas de respeto a su vida privada.
En vísperas del viaje presidencial a Perú, apareció el anunciado chubasco a Los Pinos con la publicación de los libros La Jefa, escrito por la argentina Olga Wornat, y Marta, de Rafael Lloret de Mola.
Las plumas más respetadas del país hicieron algún comentario sobre las obras, que ventila los defectos de carácter de la familia extensa Fox-Sahagún y hasta Patricia Chapoy, animadora de La Oreja –el tabloide televisivo de las estrellas mexicanas—e influyente personaje de su empresa TV Azteca, salió en apoyo de Marta Sahagún.
En su aparición en el programa matutino El Mañanero, cuyo conductor, Brozo, la ha hecho blanco de sarcasmo por su supuesta admiración a Eva Perón, Sahagún negó estar utilizando recursos públicos para sus actividades privadas y abrió otro frente de polémica al referirse a lo que llamó el proyecto del presidente Fox para México y su continuidad.
La afirmación causó una aclaración del presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, Carlos Medina Plasencia, quien en rueda de prensa aclaró un día después que en ese partido no hay proyectos personales.
Apenas una semana antes, Sahagún de Fox –ligada desde siempre a sectores conservadores de la Iglesia Católica y criticada por ello—había hecho su primer pronunciamiento a favor del uso del condón y, por primera vez, los obispos mexicanos expresaron desacuerdos con la esposa del presidente.
En ese escenario, la feminista y estudiosa de las religiones, Sylvia Marcos, aseguró que rendición de cuentas es lo que hay que pedirle a Marta Sahagún, al tiempo de vigilar el uso que hace del lenguaje de las feministas.
Aunque destacó la reciente defensa que la primera dama hace del uso del condón, Marcos alertó que el término «empoderamiento» (obtención de habilidades y herramientas), empleado por Sahagún, corre el riesgo de vaciar su sentido, logrado en la lucha de las feministas por los derechos de las mujeres.
«El lenguaje de la sociedad civil es usado para que sirva a los fines del poderoso. No lo puede usar la señora Fox», remata Marcos, consejera editorial de Cuadernos Feministas y articulista en el suplemento Triple Jornada.
«Si tomamos una actitud muy suavecita pensando que todo está bien, que dialogamos muy bien, nos va a comer el mandado. Usará nuestra agenda para sus fines políticos, que no coinciden con los nuestros».
En tanto, la ex presidenta nacional del opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD), Amalia García Medina, criticó el papel cada vez más protagónico de la esposa del presidente.
Durante una conversación en Internet en tiempo real (chat) con mujeres perredistas, la también feminista dijo que como ciudadana la primera dama tiene derecho a opinar libremente, y a que se le respete su vida privada.
Pero advirtió que son necesarias reformas legales para acotar las funciones de las primeras damas y que no utilicen su papel para beneficio personal.
«Creo que Marta Sahagún debe actuar con mayor prudencia porque en muchas ocasiones parece que se aprovecha del cargo del presidente (Vicente Fox) para una promoción», afirmó la aspirante de mayoría relativa por el distrito tres en su natal Zacatecas.
La politóloga Soledad Loaeza hizo una buena recomendación a Sahagún, ex alumna de las madres teresianas: no se puede jugar con el poder como si fuera un osito de peluche.
2003/MR/MEL
| |
disponible para periodistas y medios de comunicación impresos y electrónicos por favor citen la fuente El servicio informativo se realiza gracias al apoyo |
