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Más allá de «Había una vez…»

Por Fabiola Calvo

Cada pueblo tiene el derecho de elegir su propia forma de gobernarse, y que España haya optado en la Constitución de 1978 por la Monarquía parlamentaria fue su decisión. No obstante enredó en sus entresijos legales la ley sálica que impide que una mujer pueda ser heredera de la corona.

Quiere decir por lo tanto que la celebración de la boda del Príncipe de Asturias Felipe de Borbón con la periodista Letizia Ortiz, pasó por encima de lo que hoy constituye una clara manifestación de desigualdad, teniendo en cuenta que la primogénita de la pareja real, el Rey Juan Carlos y Doña Sofía es una mujer.

Sin embargo, lo que quiero destacar es que las constituciones no son ni pueden ser estáticas porque si en un momento específico de la historia española, la monarquía jugó un papel de arbitraje, hoy también se demostró que los españoles van reconfirmando las urnas como expresión democrática para tomar sus decisiones.

Después de la invasión a Irak, el envío de tropas españolas a la zona y los trágicos acontecimientos del 11 de marzo en Madrid, España vivió momentos de tensión debido a la crispación a que la llevó el gobierno del Partido Popular (PP), con una actitud prepotente y desafiante con la oposición.

Sin embargo, los españoles respondieron en las urnas con un castigo al PP, sin darle al ganador, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), la mayoría absoluta.

Es decir que para momentos tan difíciles, no fue necesaria la mediación de la corona y lo que sí es cierto es que pese a la actitud de acercamiento de la monarquía a la sociedad, es una institución que transmite el poder de padre a hijo, con lo cual deja al margen cualquier posibilidad democrática de aceptación o denegación para la continuidad.

Además es el impuesto del ciudadano el que sostiene a la corona y, fue del erario público de donde salieron los 21 millones de Euros que invirtieron en la boda real el pasado 22 de mayo.

La ceremonia, abrió paso a la continuidad en el siglo XXI, presentó ante la comunidad Internacional al futuro jefe de Estado y contribuyó a darle un toque moderno y de apertura, al ser la contrayente una periodista, mujer de clase media.

Desde luego, tanto Felipe de Borbón como Letizia Ortiz, como personas, como ciudadanos, tienen derecho a casarse, tener felicidad y resolver sus conflictos como cualquier mortal, pero cuanto no deja de ser motivo de reflexión es el concepto democrático.

Es posible que nuevamente el pueblo diga que sí quieren continuar con el mismo sistema porque es el depositario de toda la soberanía. Decía Montesquieu que no existe una sola forma de gobierno.

* Periodista colombiana residente en Madrid, Premio 2003 La Mujer en la Unión Europea

2004/FC/GV/

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