En 1995, la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), estableció el 23 de abril como el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, en conmemoración a la muerte de los escritores Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare.
Aunque los libros son considerados por la Unesco como un mecanismo de difusión y generación de conocimientos, también tiene su carga discriminatoria, denunciada por mujeres escritoras a lo largo del tiempo.
Las organizaciones de escritoras señalan que para ellas es más difícil conseguir que alguna casa editorial esté dispuesta a publicar sus libros y aún cuando lo consiguen, la promoción de sus obras es casi nula.
Aunque la Convención Interamericana para la Erradicación de la Violencia contra la Mujer, señala que los estados parte, –entre ellos México–, deben acabar con la discriminación en la esfera profesional, hoy persiste un concepto estereotipado de las mujeres en este ámbito.
Y esto, a pesar de que desde 1903 a la fecha, nueve mujeres hayan ganado el premio Nobel de Literatura, máximo galardón en la materia.
Ante este panorama, el gobierno mexicano debe promover que la creación artística sea incluyente y plural a fin de aprovechar la capacidad creativa de las mujeres y contribuir a la creación de una sociedad equitativa entre ambos géneros.
El Día Mundial del Libro y Derecho de Autor, debe ser un espacio para promover que el quehacer literario es un medio para expresar la realidad y por ello, las mujeres no pueden ser excluidas.
2003/MM/MR
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