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Matar en nombre de Dios

Por Lydia Cacho

Un hombre rompe la convención de Ginebra, deja a un lado su traje de soldado y se viste de túnica gris, monta en un taxi, se hace pasar por civil, se acerca a un grupo de soldados norteamericanos sonriéndoles, una vez que están cerca de él, detona una granada.

Se inmola, al igual que centenares de hombres y mujeres lo han hecho en nombre del Islam. Para ellos el Islam es la entrega a la voluntad de Dios, y un conjunto de dogmas y preceptos practicado por los musulmanes, a quienes se les conoce también como Mahometanos.

Mahoma, su profeta nació en La Meca en el año 570 ac, murió en 632. Después de meditar durante 15 años en la reforma religiosa y social de la nación árabe, convirtió a numerosos discípulos, y un gran número de adversarios.

El libro sagrado de los musulmanes Corán (o Alcorán) fue redactado por Mahoma, ante quien apareció el ángel Gabriel, y es atribuido por él a Dios mismo.

Está escrito en árabe y consta de 114 suras, al leerlo notamos un parecido extraordinario al antiguo testamento. Al igual que La Biblia y el Talmud, el Corán es una Colección de dogmas y preceptos.

Con el nacimiento del profeta Mahoma comenzó el movimiento musulmán como fuerza militar y religiosa, gracias a la cual, la raza árabe se extendió por Asia, África y sur de Europa.

El lugar más sagrado para los musulmanes se encuentra en Jerusalén, es «la cúpula de la roca», donde se cree que descendió y ascendió el profeta Mahoma, quien reprocha en su libro sagrado al pueblo judío por haber alterado las Escrituras para sustraer los pasajes en los que se hablaba de la misión del profeta árabe.

Los fundamentalistas del Islam en países como Iran, Irak y Afganistán han llevado su religión al extremo y matan a las mujeres por descubrirse el rostro, por no desear casarse con un marido impuesto por la familia.

En el Sura 4 versículo 38 dice el Corán «Los hombres son superiores a las mujeres, a causa de las cualidades por medio de las cuales Dios ha elevado a estos por encima de aquellas, y porque los hombres emplean sus bienes en dotar a las mujeres».

A diferencia de otras religiones, los mahometanos recitan, leen y obedecen al Coran como ley humana y a la vez divina. Ninguna Ley está por encima de las escrituras. Al despertar, en cada oración, y cuando se inmolan, los mahometanos dicen : » No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta».

Mientras Bush dice a sus soldados, al salir a la guerra: «God bless you, in God we trust», Sadam Hussein les dice a los suyos la oración anterior. Los soldados ingleses y norteamericanos portan bajo sus uniformes escapularios, cruces y medallas.

Han sido contratados por sus gobiernos como asesinos a sueldo, se les da educación, alimento y filosofía bélica, para que en nombre de la patria, y protegidos por un Dios que según todas las escrituras ama la guerra y la justifica en nombre de la fe, asesinen a sus hermanos y hermanas.

Hoy miramos a las familias de los soldados caídos en la guerra, llorando, los medios explotan el sentimentalismo, se muestran conmovidos, horrorizados ¡pero si a eso fueron, a matar y a ser asesinados!.

En estos días los periódicos y la televisión resultan deprimentes, dividen al mundo de forma maniquea, al igual que Bush y Hussein, juegan a engañarnos, a conmovernos, a controlarnos.

Este día entonces yo diría, además del heroico: No en nuestro nombre, que inflama los corazones en las calles, no en nombre de un Dios inventado por hombres crueles y violentos, cuya finalidad es controlar y someter a sus diferentes.

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2003/LC/MEL

       
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