Las barreras laborales para las mujeres permanecen invisibles e implícitas hasta que ellas intentan ascender en los puestos de trabajo, afirmó la catedrática en Psicología Social de la Universidad de Sevilla, Ana Guil Bozal.
Mientras más sueldo y más prestigio tenga una profesión, más dificultades encuentra la mujer para acceder a ella, indicó la especialista quien participa en el curso «Mujeres, ciencia y tecnologías» que organiza la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) en España.
De acuerdo con información del portal la Ciudad de las Mujeres en la Red, sostuvo que ese hecho «choca con la realidad, pues los mejores expedientes son los de las mujeres», más de la mitad de los licenciados son del género femenino y los premios de fin de carrera, son en su mayoría para ellas.
Opinó que el problema está en «la cultura, que es patriarcal clasista y sexista, que ha invisibilizado a la mujer, se le ha tratado siempre de forma inferior y la sitúa en los ámbitos domésticos mientras que al varón se le coloca en la esfera laboral».
Incluso desde los autoridades se lucha poco porque la mayoría de los puestos son ocupados por varones, «por lo que se está planteando la idea de que la diferencia de géneros es un mecanismo que contribuye a la excelencia profesional».
Para Guil Bozal, aunque en teoría la mujer parte de la misma situación que el hombre, en la práctica esto no es así, y en esta lucha, «los medios de comunicación tienen una función importantísima para combatir, educar y cambiar no sólo a las nuevas generaciones sino también a las que están en el poder», comentó la experta.
Se pronunció por un «cambio de mentalidad en todos los niveles para luchar contra esta discriminación, pues quien tiene el privilegio (los varones) no lo van a conceder con facilidad».
Señaló que las mujeres se han acostumbrado «a no deslegitimizar al hombre porque diga alguna barbaridad en contra de la mujer, y, sin embargo, ésta dice algo fuera de tono y se le ridiculiza y se le tacha de cualquier cosa menos de profesional».
Existe una especie de coalición implícita de poderes y de apoyo mutuo entre varones, de manera que la mujer se ve desplazada y rechazada y sólo se le permite la entrada en algunos casos si se queda callada y no intenta superar a nadie, abundó.
A las mujeres no se les perdona nada y a los varones le justifica todo, ellos pueden ser feos, ir mal vestidos, ser malos padres y no se le critica mientras que a la mujer se le condena por todo lo que haga.
Criticó «los aspectos formales como vestir al niño de azul y a la niña de rosa, cortarle el pelo a uno sí y al otro no o ponerle pendientes desde que se nace a las niñas».
El lenguaje «sexista y machista» es el reflejo de la visión que tienen las personas del mundo», por lo que abogó por «construir una realidad democrática e igualatoria».
La historia ha sido escrita por el varón, para él y sobre él varón, se le ha educado para pisar al de al lado para triunfar, mientras que a la mujer no se le a enseñado a competir sino a cooperar.
2004/LR