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Memorias, resistencia, reconstrucción de vida y proyectos: personas refugiadas

Por Sonia Gerth
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Leire Lasa trabaja en la Comisión de Ayuda al Refugiado en Euskadi (CEAR), en el Estado español. Su organización se dedica a la protección de Derechos Humanos y trabaja el tema de la migración desde diferentes ángulos.

A propósito de la visita de 52 defensoras de Derechos Humanos a Honduras, quienes recorrieron el país en una “Misión feminista de Solidaridad El Abrazo”, Cimacnoticias se entrevistó con Leire y habló con ella sobre el trabajo integral de CEAR, la política de asilo y las consecuencias que en muchos países de Europa está teniendo dar refugio a las personas que llegan a través del mar mediterraneo.

– Sonia Gerth (SG): Ustedes tienen diferentes rubros de trabajo ¿me podrías detallar un poco?

– Leire Lasa (LL): Sí, somos una organización que hace por un lado ayuda directa a las refugiadas y migrantes que llegan hoy hasta el País Vasco, que han salido de sus países de manera forzada, por diferentes violencias, y llegan a pedir protección internacional. Entonces tenemos un equipo grande de atención directa, un servicio jurídico que acompaña solicitudes de asilo, tenemos un equipo de atención psicológica, de trabajadoras sociales, que acompañan en la búsqueda de vivienda, etc. Y luego tenemos otro equipo que hacemos incidencia política porque si bien es fundamental la acogida a las personas refugiadas y migrantes, también es importante denunciar las causas de los desplazamientos forzados que está haciendo que las personas tengan que huir.

Y también hacemos incidencia política para que en los países de acogida, en este caso el Estado español, País Vasco, cumpla con respetar sus Derechos Humanos, el acceso a protección internacional y con sistemas de acogida dignos.

En este equipo de incidencia tenemos diferentes líneas temáticas, una que trabaja en el impacto de las empresas multinacionales y el desplazamiento forzado, cómo hoy en día muchas comunidades que defienden la tierra y el territorio están siendo desplazadas de manera forzada y muchas por gobiernos y empresas, por capital que viene de nuestros países enriquecidos de Europa, entonces también apelando esta responsabilidad colectiva e individual que cada una tenemos en nuestros modelos de producción y consumo y qué supone eso en otras regiones y países.

Luego viene una línea que es histórica, que venimos desarrollando desde hace 15 años que tiene que ver con asilo, se llama la persecución por motivos de género, que son todas aquellas violencias y persecuciones que sufren las mujeres por el hecho de ser mujeres, o personas LGBTI, que salen de la heteronorma.

Durante muchos años hemos trabajado para que se reconozcan esas violencias en el marco del derecho al asilo porque históricamente cuando pensamos en protección internacional, personas refugiadas, pensamos más en hombres, opositores a una dictadura, pero ha habido violencias que son históricas y que han estado siempre, que no se reconocían y en ese marco hemos conseguido que la ley de asilo española reconozca ese tipo de persecuciones.

Hay otra línea: memoria histórica, que es una línea más de sensibilización con la que queremos un poco que la ciudadanía vasca empatice y reconozca quiénes son las personas refugiadas y cuáles son las causas que les llevan a llegar a nuestro país. El propósito es conectar lo que fue el exilio vasco durante la dictadura fascista de Franco, en el que muchas personas del País Vasco, Euskadi, tuvieron que salir de manera forzada a países como México, Venezuela, entre otros, y las personas refugiadas que llegan hoy al País Vasco.

Conectar esas memorias de huida pero también esas memorias de resistencia, de reconstrucción de vidas y de proyectos, y sobre todo a través de los relatos de las mujeres, porque muchas veces esos relatos son los más invisibilizados.

Entonces nos parecía importante hacerlo a través de la voz de las mujeres, tanto de las vascas que tuvieron que exiliarse, como las mujeres que hoy llegan a este país solicitando protección.

Existe también la  línea de comunicación que trabajamos en la frontera Sur, el Estado español es la frontera sur al continente Africano. Hoy en día la huida de las personas refugiadas, todo ese tránsito que tienen que cruzar para llegar a Europa, como no existen vías legales y seguras, se ha convertido en una nueva forma de violencia.

Son tránsitos especialmente violentos y en el caso de las mujeres, la violencia es aún mayor porque se ven muchas veces sometidas a violencia sexual en ese camino. En el caso de las subsaharianas, las afro, también la mayor parte de ellas acaban en redes de trata con fines de explotación sexual para el mercado del sexo en el Estado español y en Europa. Entonces intentamos también ahí hacer mucha presión política para que las mujeres en situación de trata sean también reconocidas en el marco del derecho al asilo.

Y luego tenemos una línea de trabajo de protección a defensoras en riesgo. Tenemos un programa de protección que nosotras como CEAR Euskadi coordinamos. Es un programa liderado por la dirección de víctimas y de Derechos Humanos del gobierno Vasco. También hace parte de la Agencia Vasca para la Cooperación y el Desarrollo y otras instituciones en el País Vasco, entonces es un programa que tiene el apoyo institucional, que para nosotras era muy importante.

Ya en el 2008 empezamos diferentes organizaciones de Derechos Humanos que en ese momento estábamos trabajando más en solidaridad con Colombia, en la necesidad de implementar programas de protección para personas en riesgo y también veíamos cómo era estratégico que fuera un programa desde el gobierno, para de alguna manera conseguir un efecto mayor de disuasión respecto a agresiones que puedan sufrir las personas que vienen al programa. Es un programa que une la parte institucional y la parte de los movimientos sociales en el País Vasco.

– SG: El programa me parece bastante integral porque ven todos los lados del refugio que buscan las personas. Ahora para el programa de defensoras ¿éste se concentra más en personas de Latinoamérica?

– LL: Sí, principalmente han venido personas de Latinoamérica porque las personas que vienen al programa, lo hacen a través de organizaciones y movimientos sociales vascos, a través de las coopartes y aliadas con las que cuentan las organizaciones vascas, entonces, históricamente, la cooperación y la solidaridad internacional vasca está muy centrada en Centroamérica, América Latina.

– SG: Quisiera saber un poco más sobre el refugio y el componente de género. Dijiste que lograron que se considerara una perspectiva de género cuando las mujeres llegan a pedir asilo. ¿Pueden constatar que realmente se aplica en los juzgados?

– LL: Bueno, creo que es una generalidad. Con respecto a los Derechos Humanos siempre hay una distancia muy grande entre lo que es el derecho en el papel y lo que es la práctica, la implementación, y la garantía de esos derechos para las personas. Sí hemos conseguido un consenso, en el que evidentemente ya nadie cuestiona que una mujer que huya de la mutilación genital, el matrimonio forzado y otras violencias de género, no tenga cabida en el marco del derecho al asilo.

Hoy en día tanto las organizaciones como el aparato administrativo o judicial entiende que eso es así, lo que pasa es que en la práctica cotidiana tenemos una situación compleja porque en general el Estado español es un Estado muy poco garantista respecto al reconocimiento de los estatutos de asilo a las personas refugiadas; se consideran muy pocos estatutos de protección. Y en el caso de género, ese reconocimiento es aún más bajo. Hay muchos obstáculos todavía que tienen que ver con eso, con el reconocimiento de los estatutos de las personas refugiadas, de muchas mujeres perseguidas por género. Y luego hay algunos tipos de persecuciones, como la trata con fines de explotación sexual que a pesar de que ha habido algunas sentencias que han reconocido a algunas mujeres como refugiadas, todavía sigue siendo algo que hay que trabajar mucho, porque está muy fuera de la protección internacional.

– SG: En Alemania, es así que las mujeres no pueden agregar todas las persecuciones y las violaciones de Derechos Humanos que han sufrido durante el trayecto como una razón de asilo, sólo las cosas que han pasado en su país lo cual es muy perverso porque la trata y todo lo que puede pasar también les puede impedir volver a sus casas. ¿Cómo está la discusión en el Estado español?

– LL: Ésa es una de las cuestiones que suceden con el tema de la trata, muchas veces en las solicitudes de asilo lo que se hace es argumentar que esas violaciones han sido en el tránsito, que no han sido en el país de origen, como manera de desechar o denegar esos estatutos de protección internacional. Y el Estado muchas veces también dice que hay posibilidad de volver al país de origen, que hay posibilidad de reubicarse en otros países, una manera de argumentar para rechazar esas solicitudes.

– SG: Y este otro programa que tienen para sensibilizar a la población ¿es necesario?

– LL: Sí, sigue siendo necesario. En el caso del País Vasco las personas refugiadas o migrantes ya son nuestras vecinas y vecinos, comparten en el barrio, compartimos escuela, entonces sigue siendo necesario también frente a una Europa en la que se van exacerbando determinados discursos racistas, fascistas, xenófobos, machistas, misóginos. Es necesario seguir hablando de las personas, de los derechos que tenemos las personas, y conectar las historias de exilio porque en el País Vasco fuimos un pueblo exiliado, como otros muchos pueblos en Europa que hoy en día son pueblos de acogida.

– SG: ¿En España son racistas hacia las y los inmigrantes?

– LL: Sí, sigue habiendo mucho racismo, tanto racismo dentro de la población como mucho racismo institucional. Depende también de las procedencias de las personas, la discriminación es mayor o menor. Es verdad que las personas afro siguen sufriendo una discriminación mayor que personas blancas en el Estado español. Las personas que trabajamos en organizaciones antiracistas venimos hablando de todo ese circuito de la represión, de la Europa Fortaleza, que se materializa en diferentes políticas, que hacen que todo eso sea una maquinaria para mantener permanentemente excluida, en situación de miedo a la población migrante.

Desde las redadas racistas por una cuestión de fenotipo hasta lo que es el internamiento de extranjeros para personas que no han cometido ningún delito, simplemente una falta administrativa como no tener papeles en regla, hasta lo que hemos llamado desde las organizaciones, los “vuelos de la vergüenza”, los vuelos de deportación a terceros países.

Todo el dispositivo militar material que se despliega en nuestras fronteras para evitar la llegada de personas refugiadas, todo eso es un sistema de represión y de muerte que genera que hoy en día el Mediterráneo sea la frontera más letal del mundo. Tenemos miles y miles de personas que cada día desaparecen en el desierto, que cada día desaparecen en el mar y que escapan de los datos oficiales, que ya de por sí, son absolutamente escalofriantes. Del genocidio que se está dando en las fronteras. Y finalmente, hay empresas que están lucrando con esa guerra que se está liberando en las fronteras. La industria armamentística y militar se está  haciendo absolutamente de oro con toda esta situación.

– SG: España está en el sur de Europa y en el mar Mediterráneo, por donde cruzan muchas personas. Ahora con la llegada especialmente del gobierno italiano, que es muy de derecha ¿cómo crees que se va a desarrollar la situación? Ellos están denegando el acceso a puertos a barcos privados que están rescatando las personas en el mar. ¿Va a ser una batalla cada vez que estos barcos quieren llegar a un puerto?

– LL: Sí, es bien complejo. Y no se entiende además cómo esos gobiernos, cada vez más Europa está yendo hacia la derecha, con gobiernos ultraderecha o declaradamente fascistas, que nos intentan presentar la llegada por mar de personas refugiadas, como una invasión del territorio europeo, cuando las cifras realmente nos son tan altas.

¿Eso sí qué hace también? Un aumento del racismo en la población en Europa. Es absolutamente inconcebible que los países de Europa enriquecida no tengan capacidad de gestionar y acoger a las personas que llegan por mar.

Y aparte, estamos hablando de Derechos Humanos. Los Derechos Humanos no se dan o se quitan en función de la capacidad que tenemos los países, en función del número de personas que tienen que acceder a ellos. Así que estamos viendo situaciones absolutamente horribles, de cómo hay barcos en alta mar, y ningún puerto, ningún Estado de la Unión Europea quiere acogerles.

Hasta ahora la Open Arms (barco privado de salvamento), tenía 50 personas a bordo y ¡no había ningún país de la Unión Europea que quisiera acoger a 50 personas! No nos olvidemos de las cifras de que estamos hablando. Lo que sí son invasiones quizá puede ser igual en turismo ¿no? Estamos hablando de que no podemos acoger a 50, pero igual sí a no sé cuántas personas en determinados momentos.

El gobierno de España, cuando cambió el gobierno del Partido Popular al Partido Socialista, la primera acción fue acoger al Aquarius (barco privado de salvamento) cuando ningún estado de la UE quería acogerlo, pero bueno, se ha visto que no hace parte integral y de respeto a los Derechos Humanos porque hoy en día, el gobierno español está denegando la salida de barcos de salvamento marítimo de puertos españoles con la argumentación de que no son seguros para transportar a personas, y con la advertencia que ni Italia ni Malta ni determinados puertos en la UE les van a dar entrada.

Entonces, la realidad es que desgraciadamente la política de asilo, la política garantista para las personas refugiadas y migrantes en el marco de la UE, es muy poco diferente de si gobierna la supuesta izquierda o la derecha, porque finalmente es absolutamente restrictiva. Y desde luego, el bienestar de los ciudadanos europeos, ese supuesto “tener nuestro país libre de personas refugiadas” está encima de los Derechos Humanos.

– SG: Última pregunta. ¿Te acuerdas de alguna anécdota conciliadora o que te hizo muy feliz cuando trabajaste en ese programa de sensibilización? Hablando de personas con prejuicios, que tal vez pudieron ser superados al fin

– LL: Sí, esta línea de memoria histórica dices ¿no? Fue muy emocionante porque para nosotras, cuando hacíamos charlas u otro tipo de actividades, nos pasa que nuestro público objetivo es básicamente siempre el mismo. A veces nos cuesta llegar a otra gente a la que transmitir el mensaje, y muchas veces como que nos retroalimentamos entre nosotras que ya estamos convencidas.

Entonces sí, este proyecto fue bonito porque los espacios que hicimos de encuentro, de debate, llegamos a otra gente que nunca había estado en nuestros espacios. Muchas mujeres mayores. Claro, estamos hablando de la represión fascista y la gente que la vio era muy niña en ese momento y hoy en día, tendrán 80, 85 años.

Y cuando escuchaban hablar alguna compañera congoleña, entonces ya hacían ese clic ¿no? de ¡“Eso me pasó a mí!” De alguna manera, conectan con determinadas historias que a ellas les pasaron. Fue bonito porque mucha gente habló con nosotras y nunca había hablado de la experiencia que había tenido, cómo el exilio sigue siendo doloroso y mucha gente lo mantiene de alguna manera ahí guardado. Entonces hubo muchas mujeres mayores, hubo también algún hombre que se acercó y nos dijo, “es que yo quiero contaros lo que le pasó a mi familia”. Tuvo un efecto sensibilizador muy potente, y llegamos a mucha gente que quizá en otras líneas de trabajo no habíamos conseguido acercarnos a ellas. No habíamos sabido cómo, y al final conectar esa memoria es algo que permite ese acercamiento entre iguales.

19/SG/LGL

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