En el Día Internacional de la Mujer, sumo mi voz a la de quienes le rinden homenaje. El progreso para la mujer es progreso para todos. No es posible encontrar soluciones a los problemas más acuciantes de la sociedad en ausencia de un cabal empoderamiento de la mujer y de su plena participación social.
Las mujeres no son únicamente fuentes de vida. Son también creadoras de paz y deben tener plena participación en la resolución de conflictos y la ulterior recuperación. Son trabajadoras, aún cuando su trabajo suele ser poco valorado y escasamente retribuido.
Son la columna vertebral de las familias, las comunidades y la sociedad, aún cuando sus múltiples papeles no suelen ser reconocidos ni apreciados. Sí, es verdad que las mujeres son diferentes de los hombres, pero esa diferencia debe ser valorizada, junto con el reconocimiento de que todos los seres humanos son creados con igualdad de derechos y de dignidad, y deben tener iguales oportunidades e igual protección.
A lo largo de los años se han logrado grandes progresos en el adelanto de la mujer; el año pasado no ha sido una excepción. En Liberia, Ellen Johnson-Sirleaf fue elegida Presidenta, la primera mujer Presidenta en África.
En Alemania fue elegida Angela Merkel, la primera mujer que ocupa el puesto de Canciller. Y en Chile, los ciudadanos eligieron por primera vez a una mujer presidenta, Michelle Bacheler. Esas victorias constituyen importantes adelantos, pero aún queda un largo camino por recorrer para lograr total paridad entre hombres y mujeres a nivel de las decisiones políticas. Actualmente, a escala mundial sólo un 16 por ciento de los legisladores son mujeres.
Hoy, exhorto a intensificar las acciones para lograr que las mujeres estén más involucradas en los procesos de adopción de decisiones a todos los niveles, desde las instancias más elevadas en los gobiernos y en las Naciones Unidas hasta la unidad básica de la sociedad, la familia y, por sobre todo, en cuestiones relativas a sus propias vidas.
Las investigaciones demuestran que, si bien se han logrado grandes adelantos, todavía hay millones de mujeres a las que se les deniega toda posibilidad de adoptar hasta las decisiones más básicas relativas al matrimonio y la procreación.
En la Cumbre Mundial celebrada el pasado mes de septiembre, los líderes mundiales convinieron en lograr el acceso universal a los servicios de salud reproductiva para 2015, como cuestión de importancia crítica para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres y los demás objetivos de Desarrollo del Milenio: mejorar la salud de las madres, reducir la mortalidad en la infancia, combatir el VIH/SIDA y reducir la pobreza. La salud reproductiva y los derechos reproductivos son fundamentales para el empoderamiento de la mujer
Hoy, en el Día Internacional de la Mujer, exhorto a intensificar el diálogo en el seno de las sociedades, las comunidades y las familias, así como entre mujeres y hombres, y entre jóvenes y personas mayores. Es necesario que nos hablemos y encontremos maneras de promover el respeto mutuo, la comunicación recíproca y la responsabilidad compartida. La igualdad entre hombres y mujeres debe ser consagrada en las leyes nacionales y traducida en inversiones dentro de los presupuestos nacionales.
El UNFPA se ha comprometido a promover la salud sexual y reproductiva, los derechos reproductivos, el empoderamiento de la mujer y el involucramiento de y la responsabilidad de los hombres, así como la igualdad entre hombre y mujeres. Hoy honramos a las mujeres y a los hombres que se esfuerzan para que alcancemos esos nobles objetivos.
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