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México, campeón regional de bajos salarios

Por Román González

El modelo económico neoliberal hizo más amplia la brecha de los salarios de la clase trabajadora de México debido al precio de los artículos de subsistencia. El impacto se refleja más en las mujeres mexicanas ya que obtienen un ingreso entre 15 y 30 por ciento menor que los hombres por hacer trabajos iguales.

Analizando el nivel de salarios mínimos de América Latina entre 1980 y 2001, México es el país en que el salario mínimo perdió más poder adquisitivo –68.6 por ciento- lo que ha convertido a la mano de obra mexicana en una de las más baratas del área.

El aporte monetario de la mujer mexicana al ingreso familiar se torna cada vez más importante para la satisfacción de las necesidades básicas ante la reducción del poder adquisitivo del salario, originado por la eterna crisis económica del país y las políticas de ajuste.

Un estudio de la brecha salarial entre hombres y mujeres en México elaborado por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), apunta que las mujeres trabajadoras reciben entre 15 y 30 por ciento menos paga que los varones por el mismo trabajo.

La dependencia federal resalta que la diferencia salarial se ensanchó pese a que las mujeres y hombres coinciden cada vez más en los mismos niveles educativos y de experiencia laboral. Con ello, el promedio de percepciones por mujeres que trabajan equivale a 75 por ciento del ingreso recibido por los hombres.

Así, en nuestra sociedad, el trabajo femenino no ha sido por sí mismo un factor de cambio profundo en la posición sociocultural femenina, particularmente porque se trata de un trabajo de baja o nula remuneración y vinculado a estructuras tradicionales.

DIFERENCIAS

Datos de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) señalan que las mujeres mexicanas ocupadas en regiones urbanas, con 13 o más de años instrucción ganan el 47 por ciento del sueldo de un hombre con igual nivel de instrucción, el cual es uno de los índices más bajos de la región.

La explicación, dice el organismo, podría ser que las mujeres trabajan un promedio de menos horas que los hombres.

Como se sabe para el Banco Mundial (BM), cada trabajador debería estar en condiciones de adquirir cerca de tres Canastas Básicas como mínimo, tomando en cuenta a dos personas por familia.

En el caso de México, según la publicación Hoja Obrera (septiembre/octubre de este año) de la Universidad Obrera de México (UOM), se considera que una canasta básica debería cubrir las necesidades de una familia promedio de cuatro a cinco personas.

La UOM estima que el salario mínimo en México sólo puede cubrir el 27 por ciento de una Canasta Básica Indispensable (CBI), de apenas 40 productos, debido a que se requieren cuatro salarios mínimos para adquirirla.

La institución educativa revela que México encabeza una lista de 18 países en los que el salario ha perdido más poder de compra. En segundo lugar está El Salvador con 68.1 por ciento; Perú con 67.5 por ciento; Haití con 66.3 por ciento y en quinto lugar, Ecuador, con 58.9 por ciento, entre otras naciones.

Para la UOM la figura del salario mínimo representa el ingreso que debería garantizar un nivel de vida digno a un trabajador y a su familia.

20 millones 323 mil 756 trabajadores mexicanos carecen de las prestaciones marcadas por la Ley Federal del Trabajo, mientras que tres millones 549 mil 48 empleados no reciben pago por su trabajo según la UOM. De ello, sin duda, las mujeres son las más afectadas.

La institución asegura que de un total de 13 millones 864 mil mujeres trabajadoras, cinco millones 870 mil 242 laboran sin prestaciones y un millón 755 mil 292 lo hace sin recibir un pago.

Sólo 290 mil 590 mujeres cuentan con las prestaciones de aguinaldo y vacaciones; cuatro millones 811 mil 816, además del aguinaldo y las vacaciones, cuentan con otras prestaciones sociales y 509 mil 186 mujeres han logrado otras prestaciones distintas al aguinaldo.

Así, con la contención del salario mínimo que se constituye en el referente de mercado laboral, se presiona a la baja el resto de las remuneraciones de la clase trabajadora, por lo que el deterioro del minisalario refleja la pérdida de las demás percepciones.

2003/RGL/MEL

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