Mientras los índices de lactancia materna van a la baja en nuestro país, las ganancias de empresas que producen fórmulas lácteas aumentan pese a la existencia de un Código Internacional que México no ha vuelto obligatorio, pero que regula la actuación de estas compañías.
Durante la “Semana Mundial de la Lactancia Materna”, realizada en días recientes en la Cámara de Diputados, especialistas, académicos y personal de salud llamaron al Estado mexicano a que haga obligatorio el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna.
Aprobado en 1981 en la Asamblea Mundial de la Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Código contiene disposiciones para fomentar y proteger el derecho a la lactancia materna, y regular el consumo y distribución de fórmulas lácteas sin los nutrientes necesarios para satisfacer las necesidades de las y los recién nacidos.
El Código estipula que no se deben promover los sucedáneos de la leche materna y los biberones entre la población; que ni los establecimientos sanitarios ni los profesionales de la salud deberían fomentar el consumo de sucedáneos, y que no se den muestras gratis de esos productos a las mujeres embarazadas, ni a las nuevas madres y sus familias.
Además pide a los países incluir en su normas jurídicas lo contenido en el Código, lo que hasta la fecha México no ha cumplido.
Estimaciones realizadas con base en información del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Sinave), de la Secretaría de Salud (Ss), dan cuenta de que no fomentar la lactancia materna y sustituir la leche de las madres por productos elaborados tiene un alto impacto en el bolsillo de las familias.
De acuerdo con el Sinave, el total de la carga económica por malas prácticas de lactancia a nivel nacional es de 5 mil 489 millones de pesos al año. De este monto, 3 mil 544 millones son desembolsados por las familias y corresponden a la compra de fórmula láctea.
Marina Ferreira, integrante del Comité de Lactancia Materna del Ministerio de Salud de Brasil, explicó que la sustitución de la leche materna por fórmula láctea trae consecuencias a largo plazo para las y los recién nacidos, pues no reciben los nutrientes necesarios.
No obstante, los productores de sucedáneos de la leche han logrado expandir su mercado con ayuda incluso del propio personal médico, pues en muchas ocasiones los convierten en promotores de sus productos, ya que se ha detectado que muchos médicos recomiendan a las madres el uso de este tipo de leches y a cambio ellos reciben promociones o apoyos financieros.
“Existe una propaganda escandalosa tanto en medios de comunicación como en los propios centros de salud de leches artificiales, y en ellas intentan convencer a las madres de sustituir la leche materna por este producto y muchas veces lo logran”, sostuvo.
A decir de Ferreira Rea, esto es sumamente grave pues se trata de una “competencia desleal”. Mientras por un lado existe una fuerte campaña que promueve la imagen de “niñas y niños felices” mediante el consumo de sustituto de leche, no hay una campaña que contrarreste o desmienta esa información, y señale que la lactancia materna proporciona mejores nutrientes, detalló.
“Es una responsabilidad del Estado proteger a la productora de la leche materna, es decir a la madre”, lo que se logra con la regulación y control de estas empresas.
Señaló que a nivel mundial las principales violaciones que hacen las empresas a las disposiciones de la OMS son el ocultamiento de información nutrimental, la promoción basada en información “maquillada, alterada o incompleta”, y el ofrecimiento de muestras gratuitas en los centros de salud.
En ese sentido, instó a México a volver obligatorios los contenidos del Código y a evaluar su cumplimiento, pues para incentivar la lactancia materna uno de los primeros pasos es “educar a las empresas”.
Según la Encuesta Nacional en Salud y Nutrición (Ensanut), a nivel nacional el promedio de meses en los que se da leche materna es de 10.4 y no de 24, como lo recomienda la OMS. La proporción de recién nacidos que se beneficiaban en 2012 de la lactancia era de 14.4 por ciento.
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