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México: un hombre rico, millones de pobres

Por Cecilia Lavalle

México es un país de contrastes. Ni duda cabe.

Así como podemos encontrar un árido paisaje y una selva exuberante, montañas nevadas y valles desérticos, comidas típicas elaboradas a base de carnes y de vegetales; de la misma manera en México caben la mitad de la población en la pobreza y el hombre más rico del mundo.

Hace unos días se difundió un estudio realizado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Y, lamentablemente, no nos dijo nada nuevo.

Prácticamente la mitad de las y los mexicanos viven en la pobreza. Y de esta población dos de cada diez viven en pobreza extrema.

Acaso «la novedad» resida en que ninguna de las 32 entidades federativas se salva. Aunque, claro, hay contrastes.

Por ejemplo, no es lo mismo Chiapas que Baja California. En el primero la pobreza afecta a casi 76 por ciento de su población, mientras que en el segundo alcanza apenas a 9 por ciento.

Así, el contraste entre el norte y el sur de nuestro país se reproduce lo mismo en paisajes que en comidas que en niveles de pobreza.

De acuerdo con los mapas que presentó Coneval, y que ubican con claridad los niveles de pobreza por estados y municipios, los pobres entre los pobres, después de Chiapas, son las entidades de Guerrero, Oaxaca y Tabasco, donde respectivamente 70, 68 y 59 por ciento de su población vive en pobreza.

En cambio, a Baja California le siguen los norteños estados de Nuevo León y Baja California Sur como las entidades con menos pobres: 27 y 23 por ciento respectivamente.

El Distrito Federal también ocupa un lugar entre las entidades con menos pobres, con casi 32 por ciento de sus habitantes en tal condición.

Si acercamos la lupa para mirar el panorama por municipio, encontramos que los más pobres se encuentran en Oaxaca, Chiapas y Puebla, donde la mayoría de la población es indígena.

Y los cinco municipios menos pobres se localizan en el norteño Chihuahua, que se ubica como el quinto estado con menos población pobre.

En contraste con este panorama que vive día a día la mitad de nuestra población, en México también vive el hombre más rico del mundo. Calificado este año por la revista Forbes como el tercero más rico del mundo, según la página electrónica Sentido Común, Carlos Slim ya llegó al primer puesto, por encima del multimillonario estadounidense Bill Gates, fundador y principal accionista de Microsoft.

Analistas financieros aseguran que la fortuna de Slim creció 3 mil por ciento (leyó bien: tres mil por ciento) en 16 años; periodo en que el país entero sólo creció 2 por ciento.

Slim es dueño de una fortuna, que a fines del mes pasado, se calculó en 67 mil 800 millones de dólares, lo que equivale a 8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de nuestro México lindo y querido.

Si no tiene idea de cuánto significa esa cantidad, le diré que según el analista Carlos Fernández-Vega (La Jornada), este magnate mexicano podría comprar -si estuvieran en venta- con 49 mil millones de dólares Centroamérica, sin Guatemala, cuyas naciones reportan un PIB similar a esa cantidad; o bien, Ecuador, con todo y petróleo, y le darían cambio.

¿Cómo puede un hombre tener esa fortuna en un país cuya mitad de la población es pobre? «Estructuras simples, organigramas con niveles mínimos de jerarquía, mantener la austeridad en los momentos de prosperidad…» son algunas de las estrategias que comparte este exitoso mexicano en el manual del grupo Carso, apunta una nota de la agencia France Press.

Y sí, puede ser. Pero también se necesita ser amigo de presidentes de la República, comprar empresas por debajo de su valor y construir un monopolio.

Carlos Slim empezó su fortuna en la década de 1980 comprando empresas en problemas a bajo precio. Pero en diciembre de 1990, el entonces presidente Carlos Salinas le vendió Telmex a un precio muy por debajo de su valor en el mercado. A partir de ahí todo ha sido sumar y multiplicar, porque de restar, nada.

En 2006, su mejor año según los analistas, incrementó su fortuna en 63 por ciento; mientras que Bill Gates y Waren Buffet (que ocupan el primer y segundo lugar en la lista de Forbes), en ese mismo año la incrementaron en 12 y 10 por ciento respectivamente.

Los contrastes en el paisaje se deben a cuestiones naturales. Pero, sin duda, estos otros contrastes señalan que algo está mal, muy mal en nuestro país. Y no es envidia.
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07/CL/GG

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