Inicio Mi marido me contagió hace 5 años, «soy parte de las estadísticas»

Mi marido me contagió hace 5 años, «soy parte de las estadísticas»

Por Miriam González

Las palabras del doctor hace 5 años fueron contundentes «usted tiene Sida y se va a morir», soy parte de las estadísticas, mi marido me contagió, ahora sé que él pecó de «acción y yo de omisión» dijo Laura Contreras.

«Durante los siguientes tres días pasó todo por mi cabeza, desde morirme hasta quitarme la vida porque yo no conocía nada de lo que era esta pandemia».

Al ofrecer su testimonio en el programa de radio «Público y Privado», primera producción radiofónica de la Agencia Comunicación e Información de la Mujer, AC (CIMAC), que se transmite a través del 660 de AM, Laura Contreras, portadora de VIH/Sida, dijo que lo siguiente fue la educación para ella y su familia.

El 87 pro ciento de las mujeres que tienen VIH/Sida han sido infectadas por sus parejas sentimentales, es decir, el principal factor de riesgo es a través de las relaciones sexuales de pareja, destacó Patricia Osnaya, directora de la Clínica Condesa.

Hoy no existen poblaciones de riesgo, sino prácticas de riesgo, y es ahí donde las mujeres tienen menos poder para controlar sus decisiones, su cuerpo y su sexualidad, es decir, su sexualidad esta en manos de otros, habitualmente en la de sus parejas, agregó Axela Romero, coordinadora del programa Mujeres y VIH/Sida de SIPAM.

El sexo sigue siendo un tabú muy grande, así encontramos personajes dentro de la política que tienen miedo de hablar del tema y creen que hacerlo repercutirá directamente en las decisiones que la sociedad tomará en un futuro.

Es decir, aún la palabra sexo o sexualidad se platica a discreción, a escondidas y se le da un valor de prohibido y sucio, aseguró la representante de SIPAM.

Aún nos encontramos con quienes piensan que aquellas personas que viven con VIH, son malas, con prácticas sexuales aberrantes, es decir, sufren un alto grado de discriminación.

De ahí la necesidad de implantar una estrategia de difusión, que no solo se limite a enseñar, sino a concientizar a toda la población del alcance que tiene la palabra VIH/Sida .

«A partir de que me diagnostican la enfermedad, y pasado el tiempo de terror, el siguiente paso fue la educación para mí y después para mis hijos, añadió Laura.

Cada acción mía conllevaba un aprendizaje para mis hijos, quienes entendieron su sexualidad de una manera correcta, «lejos del aprendizaje a medias que reciben en la escuela y las instituciones de seguridad social», agregó.

Las especialistas subrayaron la necesidad de trabajar en el terreno de la prevención y de los derechos sexuales.

06/MG/LR

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