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Migración, estrategia de adaptación frente al cambio climático

Por Anayeli García Martínez

La pérdida de cosechas y parcelas debido a las fuertes lluvias, inundaciones y deslaves de tierra han hecho que la migración en Chiapas se convierta en una estrategia de adaptación a los impactos del cambio climático.

Esta es una de las conclusiones del estudio de caso sobre migración y género «Las que se van, las que se quedan: reacciones frente al cambio climático», elaborado por la investigadora de la Fundación Heinrich Böll Stiftung, Jenny Jungehülsing.

En entrevista con esta agencia, la especialista en movilidad geográfica, dio a conocer los principales hallazgos de su análisis, el cual, buscó abordar los impactos de la migración en el estado de Chipas desde un enfoque diferenciado entre mujeres y hombres.

–¿De dónde surge el interés de investigar la migración como un efecto del cambio climático en Chiapas?

«Esta comprobado que el cambio climático transforma la vida de las personas; y en zonas fuertemente afectadas por éste, como son los municipios de Motozintla, en la Sierra Madre de Chiapas y Mazatán, en la región costera del Soconusco –donde realicé el estudio de campo– hay que conocer los impactos.

«Se escogió este estado por sus particularidades: se ubica entre el océano Pacífico, el Caribe y el Golfo de México, lo que hace que la incidencia de tormentas y huracanes sea común, aunque desde los años 90 éstos han aumentado.

Además su economía regional basada en la producción agrícola, los problemas de deforestación, degradación del suelo, los altos niveles de pobreza y marginación, y las desigualdades en la zona hacen que la entidad sea particularmente vulnerable a los fenómenos climatológicos»

–¿Qué implicó analizar la migración ambiental desde una perspectiva diferenciada entre mujeres y hombres?

«Con esta investigación se pudo demostrar que los efectos del deterioro ambiental aceleran los procesos migratorios, pero además encontrar que existen marcadas diferencias en cuanto a número de personas, patrones, razones y motivaciones, entre la movilidad femenina y la masculina.

«Se sabe muy bien que las relaciones de género, si bien no son el elemento más dominante y decisivo en la estructura de la sociedad, sí son un factor que determina la forma en que las personas se adaptan y reaccionan ante el cambio climático, y saber esto ayuda a formular políticas y programas públicos a favor de todos».

La investigación realizada por Jenny Jungehülsing consistió en entrevistas con expertos en migración, cambio climático, y género; y además en 77 entrevistas con personas migrantes, no migrantes y afectados directos o indirectos de eventos climáticos.

–Todavía existe la especulación de que el cambio climático no es un factor para que las personas emigren de sus lugares de origen, ¿esta investigación refuta dicha idea?

«Definitivamente la migración es una estrategia de adaptación, pero el cambio climático no es el único factor. Lo interesante de Chiapas es que el desplazamiento internacional y al interior del país es relativamente nuevo. Entonces no tiene la historia de Michoacán, Sonora o Jalisco.

«Es decir, se trata de un fenómeno ‘nuevo’ por lo que se puede ver más claramente el impacto del cambio climático. Sin embargo, también se pueden distinguir factores como la crisis económica causada por la agricultura, sobre todo de la producción de café en la sierra, que desde los años 80 ha influido en esta decisión».

–De acuerdo con roles tradicionales de género las mujeres son «las que se quedan», en este sentido, ¿qué pasa con las chiapanecas?

«Uno de los resultados más claros del estudio –que no es nuevo–, es que las mujeres casadas no migran, pero las que si lo hacen es en compañía del esposo como una forma de adaptación al cambio climático.

«Muchas de las que se quedan en casa me contaron que les gusta la idea de estar solas porque pueden decidir por sí mismas y no tienen que atender al esposo. Ese tipo de cosas aunque no tienen que ver con el cambio climático sí reflejan las condiciones de género.

Los datos que da la especialista son significativos porque de acuerdo con el Banco de México, las remesas enviadas a Chiapas han ido en aumento, de 75 millones de dólares en el 2003 a alrededor de 107 millones en 2007, así explica:

«A muchas mujeres les molesta que sus esposos les hablen todos los días para ver si están en casa, aunque la mayoría dice que desde que sus parejas migran la situación económica mejoró notablemente y además tienen mas libertades».

— En este caso, ¿cuál es la causa de que los hombres emigren y las mujeres se queden?

«Los efectos del cambio climático en esta región afectan de forma desproporcionada a la agricultura y las mujeres, participan poco en este ámbito y además muy pocas son propietarias de la tierra, es decir, son afectadas de manera indirecta.

«Ellas no participan en la cosecha porque están dedicadas a las tareas del hogar; en realidad dos terceras partes no generan ingresos propios, y las que si lo hacen son mujeres jóvenes o madres solteras que se ven obligadas a trabajar porque sus parejas se desplazaron a otras regiones».

En el estudio, se precisa que la migración chiapaneca se debe a varios factores, entre ellos: el levantamiento zapatista de 1994, la crisis agraria a raíz del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la caída de los precios internacionales del precio del café, principal actividad de la región.

–Durante la última década en México la migración también es desencadenada por efectos del cambo climático como los huracanes «Mitch» en 1988 y «Stan» en 2005, pero ¿en tu opinión, el debate sobre migración, cambio climático y género ya esta posicionado a nivel nacional e internacional?

«Para nada, incluso creo que en la investigación sobre cambio climático y género queda mucho por hacer y juntarlos con la migración es incipiente, queda mucho por hacer. En México migración y género ya es un debate, pero éste no tiene un cruce con el cambio climático.

«A nivel político, los países del primer mundo veían en la migración un problema pero es una realidad que se esta convirtiendo en una estrategia viable de adaptación; y hay que apoyar para que la gente no tenga que emigrar y si lo hace, apoyar formas de migración sustentable».

–¿Entonces, hace falta más debate e investigación sobre estos tremas?

«Hay muchos estudios de caso pero no investigaciones más amplias. Creo que en un país como este con tantos institutos e investigadores, se debe abarcar el tema para apoyar la generación de políticas públicas.

«Con esto se podrían generar condiciones de vida segura, pero opino que la migración hay que verla como estrategia y desde una perspectiva de género».

En opinión de Jenny Jungehülsing, la migración en el sur de Chiapas tiene que ver con el cambio climático, aunque parece que las mujeres jóvenes aprovechan esta estuación para realizarse y tener la vida que ellas quieren.

Esto representa que la migración también es una oportunidad para las mujeres jóvenes, sobre todo las de entre 14 y 19 años de edad, quines desean seguir sus estudios en lugares como Tijuana, Mexicali, Quintana Roo o Estados Unidos, lo cual esta cambiando las normas sociales, concluyó.

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