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Migrantes cesan huelga de hambre y plantón

Por Silvia Núñez Esquer
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Alrededor de veinte madres centroamericanas con sus hijas e hijos, integrantes de la caravana de migrantes pasaron el 10 de mayo en un campamento improvisado fuera del Instituto Nacional de Migración (INM), delegación Hermosillo.

Durante cuatro días, del 7 al 10 de mayo, doscientas mujeres y hombres que en abril llegaron a Hermosillo en tren y autobús formando parte de la caravana migrante que partió de Chiapas hacia Tijuana, permanecieron en plantón y algunos en huelga de hambre, esperando la visa mexicana para todas y todos.

Del total, veinte eran mujeres de diversas edades que se incorporaron a la caravana con rumbo al noroeste de México y así buscar la visa humanitaria en Estados Unidos para permanecer allá trabajando o en calidad de solicitantes del documento pero con un estatus legal dentro de ese país.

Sin embargo, alrededor de doscientos decidieron quedarse en esta ciudad para tramitar la visa mexicana que les permita permanecer legalmente en el país y así poder trabajar y buscar nuevas oportunidades en su vida.

El 21 de abril pasado un total de mil 400 migrantes mujeres y hombres llegaron a Hermosillo, procedentes del sureste y centro del país. Procedían de Honduras, El Salvador, Nicaragua, incluso Veracruz y Chiapas. 

Mujeres jóvenes, de mediana edad, abuelas, acompañadas por sus hijos, otras partieron sin ellos, salieron de sus países huyendo de la violencia social y particular, de grupos criminales que las acosaban, extorsionaban y hasta golpeaban en el ámbito familiar.

Aunque este 10 de mayo decidieron levantar el plantón y la huelga de hambre que algunas personas sostenían continúan en esta ciudad a la espera de que el gobierno mexicano acelere la expedición de visas mexicanas para poder transitar libremente por el país sin el temor de ser detenidos o deportados.

Con ese objetivo esta semana se instalaron a las afueras de la sede del INM, delegación Hermosillo, en donde estuvieron viviendo y durmiendo, sin que contaran con los servicios básicos.

Sin agua, sin energía eléctrica y sin baños para asearse, ni sanitarios se vieron obligados a ocupar la vía pública, y es que cuando llegaron a Hermosillo, tanto las autoridades estatales como las municipales, organizaciones de asistencia privada y personas en lo particular, acudieron a brindarles todo el apoyo durante su permanencia en la ciudad.

La solidaridad fue abrumadora lo que hizo que Hermosillo resultara un buen punto para quedarse a realizar el trámite migratorio y explorar la posibilidad de instalarse para radicar aquí.

No obstante, cuando este grupo decidió quedarse en la entidad para iniciar la gestión de las visas mexicanas fue cuando las autoridades les retiraron el apoyo, así como las organizaciones de asistencia social, que a su vez cuentan con subsidio de gobierno.

Solo el comedor del migrante del ejido La Victoria, a cargo del sacerdote José Gilberto Lezama Rodríguez mantuvo la ayuda con alimentos. Los voluntarios acudieron al plantón para ofrecer comida.

Además el grupo se encuentra en la incertidumbre. El pernoctar a la intemperie, rodeados de solares baldíos y frente a colonias conflictivas por su incidencia delictiva los puso en peligro.

A dos días de su plantón, fueron amagados por desconocidos que utilizaron arma de fuego para amedrentarlos, aunque no atacaron a nadie.

Las bolsas de basura, los desechos arrojados al canal del Río Sonora, la falta de condiciones para el aseo corporal, así como su exposición aire libre, pareció no importar a las autoridades estatales y municipales.

Ni la Secretaría de Salud, ni la coordinación de atención migrante, ni el ayuntamiento de Hermosillo elaboraron una estrategia para evitar problemas futuros. La Secretaría de Gobernación a través de su delegado en Hermosillo, Wenceslao Cota, anunció que serán expedidas todas las visas solicitadas.

Las temperaturas en la capital del estado han ascendido hasta 43 grados centígrados por lo que las familias permanecieron expuestas a las consecuencias de la insolación pues unos se cubrieron a la sombra del edificio y otros bajo las cobijas que usaron para hacer  casas de campaña.

El apoyo ciudadano se da por gotero, cuando los medios de comunicación publicaron notas, historias, deseos y la situación en general de las y los migrantes, es cuando se acercan para donar agua y alimentos.

Algunas mujeres afirmaron a los medios que es importante que no falte el agua purificada, alimentos para bebés, ropa y pañales.

Pero algo muy importante para ellas es que por haber viajado en el tren y autobús y no tener un lugar para alojamiento seguro, sus pertenencias se reducen a un poco de ropa, gorra o cachucha, y  quienes tienen suerte, un teléfono celular con crédito para llamar a sus familiares.

Es por ello que piden a la población que les apoye con ropa interior de diversas tallas, ropa de vestir para clima cálido extremo, y zapatos de mujer de diversas tallas. Por ahora las personas se refugian en el albergue cristiano de la Colonia San Luis, en Hermosillo, todavía a la espera de respuestas.

18/SNE

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