Un grupo de 17 migrantes de origen hondureño solicitó en Ciudad Ixtepec, en el Istmo de Tehuantepec, refugio en nuestro país, ante la gran inestabilidad que se vive en sus comunidades de origen luego del golpe de Estado al gobierno democráticamente elegido.
En opinión de especialistas en derechos humanos, el Estado mexicano está obligado a reconocer el estatus de refugiado a toda persona que deja su país debido a un estado de guerra en curso.
A esta postura se ha sumado el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, quien desde la organización Movilidad Humana Pastoral de Migrantes, ha solicitado un apoyo total al grupo de migrantes entre los que se encuentra un varón herido por una de las muchas «bandas de delincuentes radicadas en la frontera sur», que le dispararon con arma de fuego.
El coordinador de la citada organización precisó que se trata de dos mujeres y 15 hombres hondureños que hoy se encuentran en el albergue «Hermanos en el Camino». Abandonaron su país porque ya no es posible vivir allí de manera segura, y están dispuestos a hacer todo lo necesario para sacar a sus familias de sus pueblos que hoy carecen de luz, escuelas y hospitales.
Refirió que en el grupo hay desde jovencitos que quieren continuar viaje a Estados Unidos, hasta padres de familia, como Oscar Flores, quien tiene a su familia en la provincia de Comayagua. En México, buscará la oportunidad de un empleo para ahorrar y poder sacar de Honduras a sus cuatro hijos y a su esposa.
Por su parte, la Comisión Episcopal de Movilidad Humana mantiene conversaciones con la subdelegación del Instituto Nacional de Migración, con el fin de gestionar la aceptación de los hondureños.
Solalinde Guerra, integrante de la Diócesis de Tehuantepec, ha expresado que la crisis del país sudamericano fortalecerá la migración. En unos cuantos días, se registra ya la presencia de familias enteras hondureñas en Arriaga, Chiapas.
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