Las consecuencias de la insuficiencia o la falta de acceso al agua son devastadoras, especialmente para las mujeres y menores de edad, pues cuando el líquido no está disponible son quienes deben pasar gran cantidad de tiempo consiguiéndola para llevarla a sus casas.
En el Informe Social Watch 2003, Los pobres y el mercado, el Relator Especial de Naciones Unidas sobre una Vivienda Adecuada, Miloon Kothari, revela que se calcula que 600 millones de habitantes urbanos y más de mil millones de personas rurales viven ahora en viviendas superpobladas y de mala calidad, sin agua o desagüe ni recolección de residuos.
El relator explica que en muchos países, las mujeres y los hombres no tienen el mismo acceso a los recursos y servicios básicos, pues los hogares dirigidos por ellas tienen menos oportunidades que los varones, y si los servicios están privatizados entonces el problema se agrava.
En el documento se analiza la situación de los servicios esenciales en el mundo como son: los acuerdos comerciales que amenazan el acceso al agua, la salud y educación, así como estadísticas del avance o retroceso hacia las metas internacionales de desarrollo social.
Este es el octavo informe ciudadano internacional de progreso sobre erradicación de la pobreza y equidad de género, y es una iniciativa de la Red Internacional Control Ciudadano.
Kothari indica que se debe prestar mayor atención a la discriminación que padecen las mujeres, y a las políticas y medidas adoptadas para aliviarla. «Es necesario que las leyes y políticas que regulan o definen la habitabilidad de la vivienda tomen en consideración las necesidades especiales de las mujeres».
DESVENTAJAS
El representante la ONU explica que las mujeres y las niñas soportan el grueso de la carga que representa el abastecimiento del agua en las viviendas del medio rural, y a menudo deben caminar grandes distancias para buscarla y satisfacer las necesidades mínimas de su hogar.
Esa situación tiene un impacto perjudicial para las mujeres y niñas sobre su salud, seguridad y educación, pues se ha descubierto que las niñas no suelen asistir a las escuelas que no tienen retretes.
Además, dijo que en los países más pobres el 20 por ciento de las y los menores mueren antes de cumplir los cinco años de edad, principalmente por enfermedades contagiosas relacionadas con la insuficiencia o mala calidad del agua.
En su análisis, el relator refiere que la falta de agua contribuye con otras penurias para la población femenina. «La falta de instalaciones sanitarias afecta tanto a hombres como a mujeres, pero las necesidades de saneamiento difieren según el género».
Dio cuenta que en áreas rurales, por ejemplo, la falta de instalaciones sanitarias en la vivienda pueden obligar a las mujeres y niñas a utilizar lugares recluidos, que suelen estar alejados de la casa, exponiéndolas a riesgo de abuso sexual.
Así, concluye el relator especial de la ONU, mientras que a nivel internacional continúa el debate acerca de los beneficios que la globalización puede traer a la población pobre del mundo, la cruda realidad es que las apremiantes desigualdades de ingreso y oportunidades en los países en desarrollo han incrementado el número de personas sin vivienda adecuada y segura.
2003/RGL