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Mujeres al borde del Premio Nobel

Por Laura Viadas

No sólo fue Elinor Ostrom, quien hoy se llevó, junto con Oliver Williamson, el Premio Nobel de Economía: muchas otras mujeres, con gran renombre en las más diversas áreas, obtuvieron o estuvieron a punto de obtener el galardón que otorga el Comité con sede en Estocolmo, Suecia, en una edición con alta presencia femenina.

PREMIO NOBEL DE LA PAZ

Si bien la sorpresa fue que se le concediera a Barack Obama, no es posible dejar de lado a mujeres que figuraban entre las favoritas:

La senadora opositora colombiana Piedad Córdoba encabezaba la lista de la casa de apuestas británica Ladbrokes por su papel en la mediación de varias liberaciones de rehenes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), junto con la ex relatora de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para Sudán y presidenta de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán (AIHRC), Sima Samar.

Destacaron también la abogada chechena Lidia Yusúpova, quien figuraba entre las favoritas tras haber recibido en 2005 el premio humanitario Rafto de la fundación noruega del mismo nombre, antesala del Nobel de la Paz; la activista birmana Aung San Suu Kyi y la abogada iraní Shirin Ebadi.

QUÍMICA DE PRIMERA

La científica israelí Ada E. Yonath fue una de las ganadoras del Premio Nobel de Química 2009, convirtiéndose en la cuarta mujer en recibir este honor.

La Real Academia Sueca de Ciencias informó en un comunicado que Yonath, junto con Thomas A. Steitz, de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, y Venkatraman Ramakrishnan, del Laboratorio de Biología Molecular MRC de Cambridge, en el Reino Unido, ganaron el premio por sus respectivos logros en la traducción de información de los ribosomas para generar vida.

Yonath, de 70 años de edad, Ada E. Yonath se doctoró en Cristalografía de rayos X, en 1968, por el Instituto Weizmann de Israel; actualmente es directora del Centro Helen y Milton A. Kimmelman de Estructura Biomolecular y de la Asamblea del Instituto Weizmann de Ciencias de Israel, donde encabeza un grupo de estudio sobre biología estructural con investigación enfocada en la estructura de ribosomas.

El presidente de Israel, Shimon Peres, felicitó a Yonath declarando: estoy tan orgulloso: usted es extremadamente merecedora del Nobel.

FISIOLOGÍA

Tres científicos norteamericanos fueron distinguidos con el premio Nobel de Medicina 2009 por el hallazgo de los telómeros y la enzima telomerasa, relacionados con el cáncer, el envejecimiento y las enfermedades genéticas hereditarias.

Del este grupo, dos son mujeres: Elizabeth Blackburn y Carol Greider, quienes junto con Jack Szostak resolvieron «cómo los cromosomas pueden ser copiados de manera completa y cómo están protegidos contra la degradación».

Los científicos, que ya en el año 2006 habían sido distinguidos con el premio Lasker, conocido también como el «Nobel estadounidense», se dedicaron durante varios años a investigar los extremos de los cromosomas, denominados telómeros, cuya función es vital para impedir el envejecimiento celular y evitar enfermedades como el cáncer.

La rectora de la Universidad de California (UCSF), Susan Desmond-Hellmann, elogió el espíritu generoso, la curiosidad y la naturaleza colaboradora de Blackburn: como científica, colega, mentora y mujer de ciencia es una inspiración para el país y el mundo».

UN NOBEL PARA LOS DESPOSEÍDOS

Herta Muller, de 56 años, se convirtió en la duodécima mujer ganadora del Premio Nobel de Literatura; se trata de una escritora que, «con la concentración de su poesía y la franqueza de su prosa, describe el panorama de los desposeídos», informó la academia sueca.

De Muller se sabe que durante 30 años padeció un intenso miedo: no seguir viva en la noche. Eran las épocas de la dictadura en Rumania, donde sobrevivía haciendo resistencia al autoritarismo de Nicolae Ceaucescu.

Su primer libro de cuentos fue En tierras bajas, al que le siguieron novelas como La piel del zorro, La bestia del corazón y La convocatoria. Su última obra es Atemschaukel, donde describe el exilio de los rumanos germanohablantes en la Unión Soviética desde la perspectiva de su madre, quien pasó cinco años en un campo de trabajo soviético tras la Segunda Guerra Mundial.

La Securitate, policía secreta rumana, me robó mi vida durante mi juventud y me la sigue quitando en la actualidad acaparando mi tiempo con mis libros, comentó la autora.

Ahora que la Academia Sueca ha consagrado su obra como un monumento a la voluntad humana, la sinrazón ha aplastado al autoritarismo.

09/LV/YT

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