Mujeres dan más servicios de salud y educación que el Estado

En México, la mayor parte de los servicios educativos y de salud se realizan en los hogares y no en las instituciones públicas destinadas para ello, aseguró Rosa María Licea, subdirectora de Cuentas de Salud y Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
 
Licea señaló que las tareas del hogar, de cuidado y voluntariado (todas actividades no remuneradas) que se realizan en los hogares (y que 90 por ciento son llevadas a cabo por las mexicanas) representan 9.3 veces más que el total de servicios de salud y asistencia social que se presta en las instituciones públicas de salud, y cinco veces más que los servicios educativos en instancias públicas.
 
Al participar en la mesa redonda “El trabajo doméstico no remunerado en México. Su importancia para la actividad económica”, que realizó en el Posgrado de Economía de la UNAM, Rosa María Licea detalló que las actividades no remuneradas generan el 19 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), lo que supera cualquier contribución económica de otros sectores productivos.
 
El trabajo del hogar que realiza una mujer equivale a un ingreso promedio anual de 40 mil 800 pesos, y las actividades de cuidado alcanzan un monto anual superior a 18 mil pesos por persona, detalló.
 
La experta agregó que actualmente las instituciones en México no tienen la capacidad de absorber la demanda de servicios educativos, de salud, de cuidado y alimenticios, y por su parte las familias no tienen los recursos para pagarlos; por lo que la solución es que todas y todos colaboren en estas tareas.
 
En tanto, Gilda Ceballos Angulo, economista por la UNAM y feminista, detalló que los trabajos de cuidado en los hogares repercuten en la calidad de vida de las mujeres.
 
Acusó que el sistema económico y la cultura patriarcal han obligado a las mujeres a realizar las tareas domésticas y de cuidado, por lo que enfatizó que es obligación del Estado y la sociedad civil cambiar este panorama.
 
Ceballos Angulo demandó que el Estado mexicano invierta más presupuesto en los servicios de salud y educación, y también en campañas de sensibilización e informativas que fomenten en la sociedad la importancia de desempeñar estas tareas de manera equitativa (entre mujeres y hombres).
 
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