Este sábado 28 de febrero, en varios municipios de Nicaragua tuvo lugar una marcha convocada por organizaciones civiles, entre ellas el Movimiento Autónomo de Mujeres en Nicaragua (MAM), en contra del fraude en las elecciones municipales del 9 de noviembre pasado, donde resultó reelecto Daniel Ortega, y contra del hostigamiento y acoso contra organizaciones feministas y los ataques a la libertad de expresión
El MAM incorporó a cientos de mujeres como «gestoras de la lucha por alcanzar un sistema democrático donde la violencia, exclusión, desigualdad y la opresión sean solo el recuerdo de un pasado que no puede volverse a repetir en nuestra patria», en respuesta al acoso político y judicial de que son víctimas las feministas por parte del gobierno de Daniel Ortega.
El Movimiento Autónomo de Mujeres (MAM) y la Red de Mujeres Contra la Violencia de Nicaragua están en la mira del gobierno de Daniel Ortega desde que, en el año 1998, el mandatario fue denunciado por abuso sexual en contra de su hijastra Zoilamérica Narváez.
Luego, el acoso se recrudeció ante la protesta de las organizaciones por el retroceso del gobierno orteguista en materia de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, que llegó al grado de la prohibición total de la interrupción legal del embarazo. Hoy, cinco destacadas feministas enfrentan un proceso judicial por supuesto desvío de fondos, aunque ellas explican que la verdadera razón en la denuncia por abuso sexual contra Ortega.
La marcha, bajo la consigna «contra el fraude, el hambre y la dictadura», es la primera manifestación pública, luego de las elecciones, porque después de los comicios cualquier intento de oposición fue reprimido por partidarios del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) fieles a Ortega, quienes este sábado intimidaron nuevamente a las y los marchistas con palos, morteros y armas.
Los marchistas a favor de Ortega y el FSLN fueron convocados por el cuestionado presidente para conmemorar el 30 aniversario del derrocamiento de la dictadura somocista, que se celebra el próximo 19 de julio.
Este acto fue calificado como «irresponsable», y una clara provocación a las organizaciones civiles, »significa que hay un motivo adicional de Ortega, que es molestar, perturbar y asustar al pueblo de Nicaragua, que desea reclamar por el fraude que hubo en las elecciones», opinó Eduardo Montealegre, líder opositor nicaragüense.
INTOLERANCIA EN MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Existe también una preocupación creciente por la falta de libertad de expresión dentro de los medios de comunicación nicaragüenses. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) reclamó al gobierno de Ortega que garantice la libertad de expresión.
La SIP expresó su inquietud por la reducción de espacios de comunicación y denunció la intolerancia que caracteriza al gobierno. Además instó al presidente Daniel Ortega a respetar la Declaración de Chapultepec, firmada en México en 1994 y que defiende la libertad de prensa.
Ernesto Cardenal, sacerdote y poeta nicaragüense, ex ministro de Cultura de Nicaragua en el primer gobierno surgido después d elarevolución, también expresó su descontento con las políticas de Ortega y acusó a su gobierno de ser una «dictadura fascista familiar», en donde no existe la libertad de expresión.
Cardenal ha padecido también la represión. Sus cuentas bancarias fueron congeladas después de señalar que Daniel Ortega es un ladrón, quien ahora ha cambiado de manera radical.
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