Inicio Mujeres de todas las edades y clase social en apoyo a AMLO

Mujeres de todas las edades y clase social en apoyo a AMLO

Por Rafael Maya

Amarillo es el color. Playeras, gorras, paliacates, globos, banderas, mantas… No son mujeres aficionadas de las Águilas del América. No. Son fanáticas de Andrés Manuel López Obrador.

Atraídas por el magnetismo del cierre de campaña del candidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos en el Zócalo de esta capital –convocado para las 17:00 horas-, decenas de miles de mujeres de toda la ciudad y de estados de la República como Chiapas, Michoacán o el Estado de México, dicen que están aquí en «el ombligo del mundo» porque tienen «esperanza».

Decenas de camiones estacionados en los alrededores del Centro Histórico las llevaron hasta ahí. Al parecer la estructura del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en las delegaciones del Distrito Federal y de los estados que gobierna está bien aceitada para este evento que los perredistas califican de «histórico».

«¡Ya llegamos los acarreados!», ironiza un hombre de pelo cano que se da cuenta de los reporteros que entrevistan a la gente. Pero también hay estudiantes de la UNAM, UAM, jovencitas roqueras, lesbianas, maestras, sindicalistas, viejitas, amas de casa, señoras de clase media, que llegaron por su propio pie y gritando consignas por la avenida Juárez –bloqueada a la circulación desde antes de las 16:00 horas-, o desde la estación del metro más cercana.

Entre empellones, a un costado de una pletórica Plaza de la Constitución en la que parece ya no caber ni un alfiler, Alina Díaz González, maestra de secundaria de Tecámac, Estado de México, dice que es perredista de «hueso colorado» desde 1988, «cuando ganó Cuauhtémoc Cárdenas (la Presidencia de la República)».

Con un cartel amarillo que ella misma hizo y en el que se lee «AMLO, las maestras te apoyamos», la mujer de edad madura explica que aunque está afiliada al Sindicato de Maestros del Estado de México, el cual –reconoce- «tiene alianza con el PRI», «nosotras somos del PRD», al referirse al grupo de compañeras que vienen desde tierras mexiquenses. «Que López Obrador nos apoye en los salarios, sería una ganancia», clama Alina.

En tanto, Isabel García, de 51 años, y quien viene desde Morelia, Michoacán, no deja de bailar frente a uno de los grupos musicales que la dirigencia perredista colocó en los alrededores del Zócalo, para amenizar los momentos previos al comienzo del discurso del llamado «Peje».

«Yo lo que quiero que haga Andrés Manuel por nosotras es que lleve a nivel federal esa ley que según escuché beneficia a las mujeres con el 50 por ciento del patrimonio familiar en caso de divorcio. Eso es bueno para las que por cuidar a los hijos no pudimos trabajar», señala esta ama de casa, delgada y con su gorra del PRD.

«Las mujeres nos sentimos apoyadas, protegidas y lo vamos ayudar. El compromiso con el licenciado Obrador es total», dice por separado Silvia Manrique, ama de casa de 54 años y quien vive en la clasemediera colonia Buenavista de esta ciudad.

Convencida, rechaza que los apoyos de López Obrador a la población de la tercera edad, instituidos durante su gobierno en el DF, sean una «dádiva». «Habría que preguntarles a esos ancianos que se sienten otros; que han mejorado su vida y su autoestima y tienen con que comprarse un dulce o un medicamento. Que ya no se sienten arrimados en ningún lado», exclama doña Silvia.

Mientras el cielo comienza a encapotarse y la amenaza de lluvia se cierne sobre la masa aglutinada en la plancha central, Guillermina Mora Cabral, de 65 años y vecina de la populosa colonia de Progreso Nacional, dice que no es beneficiaria de los apoyos para adultos mayores. «No me han dado nada, pero aquí ando apoyando a ver si me toca algo», anhela la anciana con la inocencia de una niña.

«¿Quién nos ha dado una limosna antes? Es un apoyo que nadie nos había dado. ¿Cuándo se había visto?», advierte Guillermina a los «criticones» de siempre que afirman que los apoyos a las y los viejitos son una práctica populista.

En otro tema, Karla Porras, lesbiana de 26 años y activista de la diversidad sexual, minimiza las críticas a López Obrador por su aparente rechazo a las Sociedades de Convivencia.

«Se tiene que replantear (esa iniciativa de ley, congelada en la Asamblea Legislativa del DF). No es exactamente lo que se ha difundido en los medios, y creo que más que una ley especial, necesitamos que todas las leyes estén abiertas para todos y todas», explica, y se muestra confiada de que con AMLO en la Presidencia se respeten las preferencias sexuales de toda la gente.

El cierre de campaña es «apoteósico», 150 mil personas en el Zócalo, según el Gobierno del Distrito Federal. Tras el discurso del «Peje», la gente comienza a retirarse.

La leve llovizna no afectó el ánimo de la multitud. Triste, Rosalía Valencia, de 20 años, se queja de que casi no vendió nada de los refrescos y aguas que transporta en su triciclo, en contraste con los vendedores de afiches de AMLO, quienes hicieron su agosto.

«No sé si voy a votar, todo es lo mismo», dice con resignación. «Quien gane nos va a robar, aunque gane López Obrador», augura con el sentido común forjado en las calles.

«A lo mejor hay beneficios para las mujeres. No lo creo mucho, casi nadie le cree a los candidatos; muchos prometen y pocos cumplen», concluye mientras otras mujeres –entusiasmadas y vestidas de amarillo- no dejan de gritar «¡esperanza-esperanza!».

06/RM/LR

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