El riesgo de morir por embarazo, parto o posparto es tres veces mayor para las mujeres indígenas que para el resto de las mexicanas, afirmó la investigadora de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Gisela Espinosa Damián.
Durante el Foro Nacional sobre Mortalidad Materna que se realizó en esta capital, la especialista citó datos del Consejo Nacional de Población y de la Secretaría de Salud, según los cuales la tasa nacional de muerte materna es de 51 por cada cien mil nacidos vivos, mientras que en zonas indígenas es de 151.
Sin embargo, agregó, en algunas partes del país es todavía más grave, y mencionó que en las comunidades indígenas del sureño estado de Guerrero la tasa es de 283 muertes por cada 100 mil nacidos vivos, mientras la tasa global para ese estado es de 70.
De acuerdo con esas cifras, el riesgo de muerte materna para una indígena de Guerrero es casi seis veces mayor que para una no indígena de cualquier zona urbana de otro estado del país.
En la Casa de los Escritores en Lenguas Indígenas, ante el subdirector de Atención Perinatal de la Secretaría de Salud federal, Adrián Delgado, Espinosa Damián señaló que México incumplió los compromisos internacionales según los cuales debió reducir la muerte materna a la mitad entre 1990 y 2000.
Expuso que en 1990 la tasa era de 53 muertes por cada cien mil nacidos vivos, y diez años después fue de 51.
La investigadora participó la víspera en la presentación de un plan de atención a la salud con el fin de disminuir la mortalidad materna en zonas indígenas de cinco estados del país, entregada por la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas (Conami) y el organismo civil Kinal Antzetik a la Secretaría de Salud.
2003/RGR/MEL
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