Como una de las grandes secuelas de la crisis económica mundial, las tasas de desempleo juvenil se incrementan año con año; actualmente más de 75 millones de jóvenes no tienen trabajo, la mayoría mujeres.
Según el Reporte de la Juventud Mundial, elaborado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (UNDESA, por sus siglas en ingles), el número de jóvenes desempleados ha ido en aumento en la última década. En 2009 se registró la cifra récord a nivel mundial de 75 millones 800 mil jóvenes que no consiguen ingresar al mercado laboral.
El reporte asienta que las oportunidades para ingresar al mercado laboral para las y los jóvenes son escasas, lo que los obliga a buscar trabajos de medio tiempo, en condiciones de explotación y sin un contrato.
En 2010 el 56 por ciento de los varones jóvenes tenían un empleo, en comparación con el 40.8 por ciento de las mujeres en el mismo rango de edad que contaban con un trabajo.
Cuando las mujeres jóvenes participan en el mercado laboral generalmente enfrentan más obstáculos que los hombres para acceder a un empleo, toda vez que son contratadas en ocupaciones que las encasillan en roles tradicionales de cuidado o servicio, y con pagos inferiores.
La situación se vuelve más complicada para las mujeres en países no desarrollados. Para 2010, del total de población femenina joven desempleada a nivel mundial, 39.4 por ciento habitaba en naciones del Medio Oriente, y 34.1 en el norte de África, regiones que registran los menores niveles de desarrollo.
En estos países las mujeres presentan tasas de ocupación aún más inferiores a los jóvenes varones, por lo que ellas constantemente deben emplearse en trabajos no seguros y que nos les garantizan una permanencia definida. También padecen condiciones de explotación o abuso, advierte la ONU en el reporte.
Para UNDESA el desempleo juvenil se ha convertido en una de las grandes deudas de los Estados, particularmente ahora que la tasa de población juvenil a nivel mundial rebasa los 93 millones de personas.
«La transición de la juventud al mercado laboral marca un periodo crítico en el ciclo de la vida, significa el comienzo de una etapa de independencia, la aplicación de lo aprendido en grados académicos y la adquisición de nuevas experiencias y habilidades», por lo que los gobiernos deben garantizar, además de mayores niveles de educación, más y mejores oportunidades de empleo para este sector de la población, puntualizó.
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