Sin el aporte de las mujeres este movimiento sería en número e importancia, sin duda, la mitad de lo que ha sido, sostuvo Ana María Hernández, representante en Oaxaca de Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad, al presentar el texto Voces de la Valentía en Oaxaca.
En el patio del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, la activista dijo que el texto, de 50 páginas, es un acto de homenaje, una ofrenda para las miles de mujeres que han estado presentes con su cuerpo, mente, corazón y esperanza para que este Oaxaca sea mejor, un Oaxaca con justicia, equidad y dignidad.
Durante la presentación del texto, que reúne los testimonios de 10 mujeres que han sufrido violación a sus derechos humanos o que han perdido algún familiar, así como 4 relatos de violación a los derechos humanos de mujeres por su condición de sexo y etnia, Hernández Cárdenas aseguró que no tienen lugar en la historia los podridos del corazón, los gobernantes que no han amado a su pueblo.
Ellas, añadió, las colonas, las indígenas, las campesinas, las maestras, las feministas, las amas de casa, las estudiantes, todas han ayudado a tejer la historia actual de esta entidad y quizá de México.
Hernández Cárdenas, a quien la emoción y el dolor quebraron en varios momentos su voz, dijo que para las mujeres la crisis social y política fue una oportunidad, «cientos de miles salieron a la calle y reclamaron el lugar, el espacio, el tiempo que les ha sido negado, pero la movilización pacífica ha dado frutos indeseados».
«Tan sólo el pasado 25 de noviembre, paradójicamente el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, fue el día de mayor represión en todo este tiempo y se estima que 13 mujeres fueron desaparecidas y 41 detenidas, hay denuncias de tortura, de trato inhumano».
Antes, Martha Castañeda leyó un comunicado en el que se exigió la libertad inmediata e incondicional de las 34 mujeres detenidas ilegalmente en Nayarit, así como la inmediata libertad de Isabel Almaráz, indígena zapoteca detenida por su presunta vinculación con el Ejército Popular Revolucionario.
También se demandó al Gobierno Federal acatar las recomendaciones internacionales y escuchar la voz de la población oaxaqueña que exige, como primer paso inaplazable el inicio de la pacificación y la salida de las fuerzas federales de Oaxaca.
Pidieron al Congreso de la Unión asuma un compromiso serio con la justicia, la cancelación inmediata de las órdenes de aprehensión contra las mujeres activistas, las defensoras de los derechos humanos, estudiantes, amas de casa, indígenas, académicas y maestras.
En tanto, la bióloga Ruth Guzmán, cuyo testimonio se relata en el libro Voces de la Valentía en Oaxaca, destacó la importancia de la importancia de que estas historias queden plasmadas en papel. «Cuando pasa el tiempo ya nadie las recuerda, ni recuerda lo que pasó, sólo quienes lo vivieron en su momento, por eso la importancia de que quede plasmado. Pero, como decía Ana María, son historias inconclusas».
Dijo que el problema político y social que vive Oaxaca ha marcado para siempre a las familias oaxaqueñas, «para muchas, quizá con el tiempo será más doloroso, por la pérdida de sus seres queridos, que aunque Ulises se vaya, los muertos ya no van a regresar».
Ruth Guzmán es esposa de Ramiro Aragón, el primer desaparecido y torturado como resultado del conflicto social y político. «Para quienes tuvimos la fortuna de que no los desaparecieran, que sólo los torturaran, quizás con el tiempo lo vamos a superar, pero todavía hay más que hacer», dijo refiriéndose al caso de Isabel Almaraz, quien «injustamente está detenida en el penal de Ixcotel».
Por ella, puntualizó Ruth Guzmán, por las 34 mujeres detenidas y por las que aún son perseguidas y hostigadas, todavía no podemos irnos a casa tranquilamente, aunque la tentación de dejarlo todo nos traicione a veces, ante el temor que sabemos cierne sobre nosotras.
06/SJ/GG
