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Mujeres migrantes: las eternas olvidadas

Por Redaccion

Mientras en gran parte del mundo se conmemoró ayer el Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, miles de ellas, migrantes, se desplazan en busca de mejores condiciones de vida en otros países y enfrentan violaciones físicas, sexuales, secuestros, extorsiones y contagio de enfermedades mortales.

Una investigación periodística de Cerigua sobre el fenómeno migratorio, centrado en las mujeres, revela que, silenciosamente, ellas son víctimas de diversos atropellos en las naciones de paso y destino.

Uno de los principales flagelos, posiblemente la peor expresión de violencia contra las migrantes, es contraer el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que posteriormente provoca el Sida. Las migrantes contraen el virus, generalmente, por violación.

Las mujeres que enferman a causa del VIH ven truncados sus sueños de desarrollo personal y familiar, los cuales son una de las causas que las motiva a viajar a otros países; a menudo se ven obligadas a retornar a su país de origen o son deportadas, porque las autoridades de las naciones de destino no les proporcionan los medicamentos ni los servicios de salud, señala el reportaje que cita a fuentes nacionales e internacionales migratorias.

La organización Human Rights Watch, con sede en Nueva York, Estados Unidos, señaló en un informe que las autoridades de migración de ese país no respetan los derechos de miles de detenidas y detenidos que contrajeron el referido mal, a quienes no les proveen tratamiento adecuado. Tampoco llevan un registro sobre cuántos padecen la enfermedad.

La Comisión Nacional de Derechos Humanos de México (CNDH) señaló que las mujeres, en particular, ven acentuada su condición de vulnerabilidad al ser víctimas de secuestros, los abusos sexuales y los frecuentes casos de violación.

Las migrantes también sufren la amenaza de ser prostituidas o vendidas con fines sexuales a tratantes de personas, lo que les implica un agravio adicional por el daño psicológico que conlleva ser atemorizadas de esa manera, destacó la Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG).

Estos y otros vejámenes en los países de paso y destino son poco conocidos porque mediáticamente están invisibilizados, a pesar de las constantes denuncias hechas por las y los defensores migratorios.

Las propuestas de solución para este tipo de violencia contra las mujeres, al parecer, queda en segundo plano en las iniciativas de los gobiernos, los cuales aducen emprender acciones para favorecer a millones de centroamericanas y centroamericanos que viven en el extranjero.

Para las activistas sociales, este 25 de noviembre fue un día propicio para reflexionar sobre los flagelos que sufren diariamente las migrantes.

La Campaña Únete del Secretario General de las Naciones Unidas, para poner fin a la violencia contra las mujeres, fue lanzada en Guatemala debido a que ésta es una de las naciones donde más violaciones se cometen contra esta población y porque es una de las pocas donde también se impulsan acciones para frenar el fenómeno.

09/YT/GTR

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