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Mujeres sin hijos: otra visión de la maternidad

Por Guadalupe Cruz Jaimes

Las mexicanas que eligen no ser madres desobedecen el mandato social que asocia ser mujer con ser madre y «define la maternidad como el núcleo natural y fundante de la identidad femenina», señala la antropóloga Yanina Ávila en su artículo «Mujeres frente a los espejos de la maternidad: las que eligen no ser madres».

Refiere que las mujeres que descartan la maternidad tienen diversas razones para ello: desde el simple deseo de no ser madres, hasta considerar que su situación personal o el contexto social es inadecuado para criar a sus hijas o hijos.

PANORAMA DEPRIMENTE

Sara, una joven de 30 años, considera: «no tengo eso que dicen que es natural, no siento la necesidad de ser mamá, y cuando analizó las condiciones en las que traería a un hijo al mundo, reafirmo mi decisión de no ser madre».

La investigadora de la ENAH Yanina Ávila explica que algunas mujeres optan por no ser madres debido a que carecen de una pareja que demuestre apoyo real en las labores y cuidados familiares. Otras –añade– desisten de la maternidad «al percibir un panorama económico, social y mundial incierto y deprimente».

«Para mí no hay marcha atrás, lo tengo claro desde hace unos años, incluso cuando mi pareja me llega a decir lo bonito que sería tener un hijo, le respondo que no está en mi proyecto de vida y que si ese es su deseo debe buscarse una mujer que piense distinto», recalca Sara.

Pasante de Comunicación, Sara es becaria de El Colegio de México (Colmex). «Creo que mi camino sería otro si no hubiera conocido del derecho de las mujeres a elegir el tipo de persona que desean ser, eso me ha dado valor para enfrentar las críticas de mi entorno –aún en el profesional– para decir abiertamente que no quiero ser mamá».

Egresada de la UNAM, Sara advierte que a pesar de la presión social «pienso que la maternidad no es esencial para sentirme realizada».

CAMBIO «HISTÓRICO»

De acuerdo con el académico de El Colmex y especialista en salud reproductiva, Carlos Welti, en México alrededor de 8 por ciento de las mujeres no tiene hijas o hijos en toda su vida, mientras que el restante 92 por ciento son o han sido madres. Es decir, 9 de cada 10 mexicanas optan por procrear.

La Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid) 2009, indica que sólo 4 por ciento de las más de 30 millones de mujeres de 15 a 49 años de edad, dijo no aspirar a la maternidad. En contraste, la mayoría de las entrevistadas refirió que su ideal es tener dos hijos.

Quienes eligen no procrear «sin prestar atención a los mandatos o creencias externas forman parte del cambio histórico que se vive en sociedades contemporáneas» como en Italia, España, Alemania y Rusia, menciona Yanina Ávila.

Karen, de 29 años, forma parte de las mujeres con una visión alterna sobre la maternidad.

Afirma: «hasta ahora he decidido no ser madre porque mi situación económica no me lo permite, además no deseo de serlo, ni siquiera puedo estar mucho tiempo cerca de niñas y niños. Me parecen lindos, pero no me veo atendiendo a un ser humano, no me siento capaz ni económica, ni físicamente. Y ahora que tengo una pareja y una casa tampoco me ha surgido ese sentimiento».

Karen explica que ha decidido no procrear porque «interferiría en mi trabajo, mi carrera, mi vida social y personal, invadiría todo mi mundo y para mí sería complicado». Lamenta que persista la presión social para que las mujeres sean madres y el señalamiento para quienes no lo son.

«Mis papás me dicen que quieren conocer a sus nietos, que me apure a tenerlos. Y me siento mal por tener que darles explicaciones a ellos y a todo mi entorno que constantemente me cuestiona», agrega.

CASTIGO SOCIAL

Yanina Ávila señala que si la maternidad fuera una vocación natural e instintiva, no harían falta los mecanismos de presión para «meter en cintura» a quienes no quieren ser madres.

Después de un año de estar unida, los padres de Karen «empiezan a entender que no está en mis planes, y ya han bajado la presión, pero socialmente percibo la descalificación; es como si no sirvieras».

«Las mujeres sin hijos no tienen un nombre y un lugar propio, existen desde lo que no son o no tienen, son por tanto algo incompleto, ambiguo o raro. Se dice que una mujer que no quiere tener hijos es egoísta, inmadura, fría, que se está perdiendo del amor más grande de la vida», detalla la antropóloga de la ENAH.

Para Isela, de 58 años, la presión social por no ser madre ha sido «muy lastimosa». A ella le quitaron la matriz a los 30 años y desde ese momento comenzaron los comentarios hirientes, incluso de su familia.

«Pobrecita no tiene hijos, te vas a quedar sola, quién te va a ayudar cuando estés vieja y no puedas trabajar», son algunos de los que recuerda.

«La gente me compadece y eso me deprime más; es un tema que siempre me ha lastimado, siento que no cumplí con mi función. Comienza a preocuparme eso que me dicen: quedarme sin nadie que vea por mí, aunque conozco mujeres que han tenido muchos hijos y de todas formas llegan solas a la vejez», advierte.

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