El mandato cultural de que las mujeres son dadoras de vida y protectoras de la familia sobrecarga sus responsabilidades y las hace mayormente vulnerables al consumo de drogas, opinó Marilú Servin Miranda, durante su participación en el 2° Foro Mujeres y Adicciones.
Organizado por el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal (Inmujeres-Df), la ponente presentó el trabajo Aspectos Emocionales Relacionados con las Adicciones, en donde sustentó la idea de que las mujeres utilizan fármacos dos veces más que los hombres, debido a las presiones a que son expuestas.
Las médicos suelen recetar fármacos a las mujeres en tres etapas de crisis vital que son la adolescencia, la adultez y la edad tardía, y como esos eventos vitales están relacionados con factores externos a ellas que no desaparecen, la dependencia es una consecuencia lógica, dijo Servin Miranda, integrante del Centro de Formación Familiar «María Dolores Leal».
La también trabajadora social opinó que la adicción que desarrollan crea un círculo vicioso, toda vez que sufren el rechazo y aislamiento social, debido a que se considera que las sustancias psicoactivas «son para hombres, no para mujeres», porque a ellas se les asocia culturalmente con la pureza y el mantenimiento de la buena marcha de la familia.
Diferenció entre mujeres cuidadoras de adictos y mujeres adictas, y dijo que en todos los casos ellas son las que reciben la mayor carga social por su condición de género.
En ese sentido, el ponente Javier Creta del Centro de Prevención y Tratamiento de Adicciones La Joya, dijo que la adicción pasa por varios procesos que son el de negación, obsesión y compulsión y en donde hay un deterioro de la persona en aspectos como su imagen, el respeto, la autonomía, la iniciativa, la seguridad y la creatividad entre otros.
Con el título Cómo Transformar el Trauma en un Punto de Apoyo para la Prevención y Tratamiento de Adicciones, el integrante de la Red por la Infancia y la Adolescencia, mencionó que hay varios elementos que las mujeres adictas y las instituciones que las atienden deben tener en cuenta para su recuperación.
«Lo primero es acercar los servicios de salud a ellas», y después comenzar un proceso de «resiliencia», esto es, la capacidad para afrontar y resurgir fortalecido de situaciones traumáticas, para alentar experiencias que permitan una vida feliz y emocionalmente sana.
Es importante no pedirle a las mujeres adictas algo que no pueden dar: fortaleza frente a sus situaciones de adicción ya que, si son adictas es precisamente porque hay algo que no pueden controlar.
Sin embargo, dijo, lo que es muy importante recalcar es que por su condición de género los problemas que les toca superar las convierten ya en heroínas, ese es un buen punto de partida para comenzar en el proceso de «resiliencia».
Al 2° Foro de Mujeres y Adicciones realizado en el Club de Periodistas, asisten organizaciones como los Centros de Atención Juvenil, Casa Alianza, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) y la Secretaría de Seguridad Pública entre muchas otras.
2004/BJ/GV