Inicio Necesario, impartir mayor educación entre las y los jóvenes

Necesario, impartir mayor educación entre las y los jóvenes

Por Brisa Gómez/corresponsal

«Yo aborté y no me arrepiento, fue mi decisión, aunque me hubiera gustado no haber tenido que hacerlo», expresó «Angélica», una mujer que a diez años de haber interrumpido su primer embarazo señaló que se necesita impartir una mejor educación sexual a las y los jóvenes.

«Angélica», quien prefiere guardar su nombre completo, quedó embarazada a los 22 años, prácticamente recién egresada de la licenciatura y a unos días de titularse, mientras que su pareja continuaba estudiando, por lo que la perspectiva que tenían de darle una buena vida al hijo que vendría eran muy bajas.

Además, esta mujer vivía en una relación de violencia, en la que a su novio no le gustaba que ella trabajara, porque consideraba que sólo él podía hacerlo mientras ella debía dedicarse a la casa y a cuidar al hijo que estaban esperando.

Pese a esto –cuenta «Angélica»–, ella no se sentía convencida ni de vivir con su novio ni de tener un hijo, por lo que tomó la decisión de interrumpir el embarazo.

Comentó que comenzó probando los tés que recomiendan las hierberas del mercado, pero no daban resultados y el embarazo ya tenía cerca de dos meses, por lo que se sentía presionada por el tiempo y por su pareja, que no estaba convencido de esa decisión.

Fue entonces cuando supo de las pastillas cytotec, aunque no de parte de un médico o enfermera que pudiera explicarle la dosis correcta que debía usar.

«La compra de las pastillas fue lo más fácil, a pesar de que en ese entonces el frasco costaba como 500 pesos y yo no tenía dinero, hasta tuve que pedir prestado, pero bueno, las compré, sin receta y en la primera farmacia que encontré», explica.

Recordó que antes de tomarse la primera pastilla sintió mucho miedo, pero ya no había tiempo para seguir esperando y no sabía a dónde acudir a pedir ayuda para concretar su decisión, además de que no tenía dinero para buscar a un médico y le preocupaba que la fueran a meter a la cárcel por abortar.

Entonces, «me tomé las cinco pastillas que me habían dicho que tenía que tragarme juntas, por si las dudas hasta me tomé otra vez el té que me dijeron las hierberas, pero pasaron los días y no pasaba nada», recordó.

Agregó que al no ver resultados empezó a preguntar nuevamente entre sus amigas para saber qué hacer y le dieron dosis diferentes; entonces, en medio de su desesperación, decidió probar con todas las recomendaciones que le hicieron.

«Me tomé dos frascos completos, ¿cómo no me morí intoxicada? Porque tomé una pastilla tragada cada dos horas por dos días y para colmo me puse diez pastillas, así como me dijeron y no había terminado el segundo día cuando empecé a sentir dolores», explicó.

Tras los dolores, dijo, vino un sangrado, pero por más que pasaban los días no veía que saliera nada más, entonces reconoció que en su ignorancia pensó que ya había salido todo y que quizá el embrión era tan pequeño que no lo había visto.

Sin embargo, siguió sangrando por dos semanas más, por lo que no tuvo otra opción que ir al hospital, donde después de hacerla esperar horas para una revisión, pese al sangrado, le dijeron que tenía un aborto incompleto y que había que «hacer limpieza».

Así pasó casi toda la noche en el Centro de Especialidades Médicas, donde no la atendían y la mantuvieron esperando hasta que pidió irse, porque tenía miedo que su familia se enterara y pensó en buscar ayuda en otro hospital.

Recordó que ese día llegó a su casa en la noche y sintió un dolor muy fuerte y que después de eso sintió que todo había terminado, por lo que se acostó a dormir como si nada hubiera pasado; sin embargo, el sangrado continuaba y varios días después, casi para llegar a las 12 semanas de embarazo, se empezaba a sentir cansada, con mucho sueño y notaba que el sangrado seguía, aunque mínimo.

Esto la llevó nuevamente al hospital, donde le tuvieron que hacer una limpieza porque, pese a no tener ya ningún embarazo, habían quedado restos que, le dijeron, podían haberle generado una infección severa por la que podría haber perdido la matriz.

A diez años de lo ocurrido, «Angélica» insiste en que en el momento en que tomó la decisión de abortar definitivamente la marcó, por el que no le hubiera gustado pasar pero, acepta, fue lo mejor que pudo hacer.

09/ BG/LG

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