La representación en Afganistán del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) llamó a los representantes que asisten a la Conferencia para la reconstrucción del país centroasiático en Tokio, a recordar las cruciales necesidades de reintegración de los refugiados, más de 70 por ciento de los cuales son mujeres.
«No se puede hablar de reconstruir la sociedad afgana si se excluye a los millones de personas que fueron forzados a huir de sus hogares,» dijo el jefe de la misión humanitaria en Afganistán, Filippo Grandi.
«Espero que la comunidad internacional no olvide las necesidades de reintegración de los refugiados y contemple la ayuda de reconstrucción no sólo en áreas urbanas, sino también en poblados rurales, de tal manera que las personas puedan finalmente regresar a sus hogares».
El ACNUR estima que hay alrededor de 4 millones de refugiados fuera de Afganistán y más de 1.3 millones de desplazados dentro de su país. Todos ellos han huido durante años del conflicto, de la sequía y la economía destrozada.
Desde la caída del régimen talibán en noviembre de 2001, por lo menos 100 mil refugiados han regresado de los vecinos Pakistán e Irán, y miles de familias de desplazados internos comienzan a volver a sus hogares, apostando a la paz en Afganistán.
Pero pocos pueden mantenerse en su hogar sin la asistencia internacional sustantiva para reconstruir la devastada infraestructura, la tierra agrícola y el empleo.
Este año, el ACNUR prepara un programa de retorno y reintegración diseñado para ayudar a cientos de miles de personas refugiadas que regresan, así como para apoyar a desplazados internos. La organización planea proporcionar asistencia en transporte y paquetes iniciales de ayuda, y apoyar proyectos de rápido impacto para revivir a las comunidades.
«Haremos nuestro mejor esfuerzo para ayudar a los afganos que retornan, pero hay un límite a lo que la ayuda humanitaria puede hacer,» dijo Grandi.
El ACNUR trasladó su sede para Afganistán nuevamente hacia Kabul durante el fin de semana, finalizando así el exilio de la organización en Islamabad, Pakistán, durante 10 años.
Tras la salida temporal del personal internacional durante casi tres meses, al comienzo del pasado mes de septiembre, las cinco oficinas regionales de la organización en Kabul, Mazar-i-Sharif, Herat, Kandahar y Jalalabad reanudaron sus operaciones.
La organización para refugiados planea también expandir su presencia en Afganistán este año, plan que incluye el establecimiento de 22 oficinas de campo para ayudar a los retornados en comunidades remotas. Pero la situación volátil de seguridad aún impide las operaciones de ayuda humanitaria en muchas partes del país.
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