En Guatemala, casi un millón de niñas y niños trabajan aun cuando hay una ley que prohíbe que sean contratados antes de los 14 años. La mayoría se desempeña en labores de alto riesgo, como la fabricación de fuegos pirotécnicos.
De acuerdo con la información proporcionada por Wendy Martínez, de la asociación Mujeres con Valor Construyendo un Futuro Mejor, esta situación cobran mayor auge en estas fechas, con festejos tradicionales como «la quema del diablo», la nochebuena y el año nuevo, en los que son comunes los cohetes elaborados por menores de edad por menos de cinco quetzales diarios.
De acuerdo con Martínez, los empresarios contratan a ocultas a niñas y niños de cinco años de edad en adelante para evitar sanciones por parte del Ministerio de Trabajo.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el negocio de la pólvora es rentable y millonario: sólo en e2005 Guatemala reportó el ingreso de unos 20 millones de quetzales a esta industria.
Recientemente, Jorge Bustamante, relator especial de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre los derechos de migrantes, instó a Guatemala a redoblar esfuerzos para abatir el trabajo infantil.
El 80 por ciento de las coheterías del país se concentra en San Raymundo y San Juan Sacatepéquez, donde se emplea ilegalmente a cientos de menores de 14 años que, por tener manos pequeñas, tienen mayor agilidad para manipular las mechas.
09/YT