La decisión del Vaticano de retirar de la vida religiosa pública al sacerdote Marcial Maciel, acusado de abusar sexualmente de menores, significa al mismo tiempo un avance y una nueva forma de encubrimiento, consideró María Consuelo Mejía, directora de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD).
Entrevistada por NotieSe, detalló que aunque «este documento es un avance innegable, un cambio con relación al Papa anterior, es al mismo tiempo una forma de encubrimiento pues el ‘castigo’ que se le impone a Maciel no es lo que requiere una persona que ha cometido los crímenes que él cometió, no se está haciendo justicia».
El Vaticano anunció el viernes pasado que la Congregación para la Doctrina de la Fe decidió desistir del juicio canónico que pudiera seguirse al fundador los Legionarios de Cristo por abusos sexuales denunciados por varios ex seminaristas, argumentando «la edad avanzada del padre Maciel» y «su delicada salud».
La falta de contundencia para reconocer la culpabilidad de Maciel muestra que la Iglesia católica sigue cuidando su imagen, opinó Mejía. «Como si su imagen no ganara mucho más si se dijera la verdad y se reconociera que Marcial Maciel ha cometido crímenes contra jóvenes y menores que requieren un juicio y una condena correspondiente».
Consideró que el castigo debería ser una sanción penal, «como la hemos pedido en el caso de todos los abusadores sexuales» porque no debe haber fuero en ninguna institución.
Por su parte, en declaraciones recogidas por los medios, los denunciantes se mostraron inconformes con la sanción impuesta al octogenario sacerdote, pues es «exigua y mediocre» en comparación con todo el daño que hizo y las muchas vidas que afectó.
De acuerdo con Consuelo Mejía, las denuncias por abusos cometidos por el sacerdote mexicano aparecieron en 1976, por lo que «no se vale que ahora se diga que por la avanzada edad de Maciel se renuncia al proceso canónico; tardaron 30 años en creerle a las víctimas y a las organizaciones que las apoyaron».
Esta tardanza evidencia una estructura eclesiástica cerrada, que no respeta los derechos humanos, que no se conmueve de su feligresía, dijo.
En respuesta a la decisión, los Legionarios de Cristo emitieron también un breve comunicado donde reconocen que «el padre Marcial Maciel ha recibido a lo largo de su vida un sinnúmero de acusaciones».
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