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¡Nos quieren volver locas!

Por Alejandra Buggs Lomelí*

¿Será que locas las mujeres somos menos amenazantes para las sociedades machistas y patriarcales?

A través de las diferentes etapas de vida de una mujer es más factible que se le receten antidepresivos y ansiolíticos desde la primera consulta.

¿Conoces el término "medicalización"? Para autoras como la española Margarita López Carrillo medicalizar "es intervenir médica o farmacológicamente en la vida de las personas sin justificación".

Para otras autoras y autores medicalizar es "convertir problemas personales, laborales o sociales en problemas médicos". También es "una expresión de la medicina-negocio como demanda de la mercantilización y la globalización neoliberal de la salud", o "parte del modelo biomédico y consumista de la salud y la enfermedad".

Coincido con las autoras y autores anteriores, sin embargo, desde la perspectiva de género con la que trabajo para mi medicalizar es "invisibilizar la multifactorialidad de las causas que enferman a las mujeres", pasando por alto todos los factores involucrados (biológicos, físicos, emocionales y sociales) que provocan un estado emocional específico.

Esta invisibilización redunda en un bombardeo de medicamentos y en intervenciones médicas excesivas que en la mayoría de los casos son innecesarias.

La conclusión más importante de todo esto es, como dicen las y los críticos, que medicalizar no implica curar.

Al enfocar la atención en este tema de debate poco abordado en nuestra sociedad mexicana, pretendo invitar a lectoras y lectores a reflexionar y cuestionar la manera en que a las mujeres se nos medicaliza psiquiátricamente de forma indiscriminada con la intención de "aliviarnos" la depresión, ansiedad, angustia, etcétera, sin tomar en cuenta y obviando todos los factores que se conjugan en la manifestación de cualquier padecimiento emocional.

Esta excesiva "psiquiatrización" tiende a cosificar e infantilizar a las mujeres, descalificando nuestras emociones y sentimientos al no relacionarlos a nuestros diferentes ciclos de vida (menstruación, embarazo, parto, post-parto, menopausia, vejez), y mucho menos a la presión social que implica enfrentarnos cotidianamente al rol de género impuesto.

Es un hecho que en países como España, México y Estados Unidos, las investigaciones arrojan que son las mujeres quienes en mayor porcentaje que los hombres son medicadas psiquiátricamente.

Por eso nos planteamos la misma pregunta que se ha hecho la doctora Valls Llobet, de España: "¿Existe más depresión y ansiedad en las mujeres o existe cierta tendencia a ayudarnos a soportar la dureza de las discriminaciones y del papel de eternas cuidadoras, haciendo acallar nuestras quejas y demandas con psicofármacos?".

De la anterior pregunta me surgen tres cuestionamientos: ¿Por qué las mujeres tendemos más a presentar síntomas de depresión, angustia y/o ansiedad? ¿Para qué se administran más psicofármacos a las mujeres? Y ¿a quién beneficia la medicalización excesiva de las mujeres?

A manera de respuesta, la realidad es que las mujeres padecemos emocionalmente más porque a diferencia de los hombres tenemos que cumplir con varias jornadas de trabajo dentro y fuera de casa, lo que nos convierte en "presas fáciles" de la medicalización.

Todas y todos estamos expuestos a ser medicalizados, sin embargo a las mujeres se nos medicaliza más para tapar nuestras bocas y mentes, sin dar importancia a las causas sociales implícitas en el desarrollo de la enfermedad mental o emocional, porque reconocerlas sería aceptar que efectivamente es en las mujeres en quienes recae la mayor carga social.

La medicalización es la manipulación de las empresas de la salud, es decir, de las diferentes firmas de laboratorios, que en su ambición por tener más beneficios manipulan la posibilidad de cubrir el vacío y la soledad existencial que padecen las personas, y que en mayor medida padecemos las mujeres.

Medicalizar a las mujeres implica robotizarlas, por lo que propongo en la atención médica, psiquiátrica y psicoterapéutica utilizar una mirada biopsicosocial de los aspectos de la persona colocando a todos en el mismo lugar de importancia.

Y como mujeres responsabilizarnos en conocer nuestros derechos al momento de solicitar una atención médica o psicoterapéutica, para convertirnos en protagonistas de nuestros procesos de salud y de enfermedad.

La mayoría de nosotras sabemos que los medicamentos curan enfermedades y salvan vidas, sin embargo, administrados en exceso pueden provocar enfermedades y quitar vidas, y esto no lo sabe todo el mundo porque es un conocimiento que a ciertos sectores no les interesa ni les conviene divulgar.

Es importante mencionar que no se trata de que una mujer que necesite medicamento no lo tome, se trata de que se administre de manera ética y desde una perspectiva de género para que no se convierta en una psiquiatrización indiscriminada.

Se trata pues de atender todos los factores involucrados para evitar en lo posible el uso de fármacos, que al paso del tiempo lejos de ayudarles perjudiquen profundamente a las mujeres.

www.saludmentalygenero.com.mx

*Directora del Centro de Salud Mental y Género, psicóloga clínica, psicoterapeuta humanista existencial y especialista en Estudios de Género.

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