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Nos robaron el 8 de marzo

Por Olga Villalta*
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El 8 de marzo, al revisar los periódicos, me encontré con mensajes que llamaron mi atención. “Ser mujer es un gran privilegio y lo vamos a celebrar” es el primero que salta a la vista. Se trata del anuncio de una marca de margarina. A la vez, invita a las mujeres a una reunión para festejar el 8 de marzo en compañía de la “conferencista internacional” Esperanza Barba, quien se distingue por estar en contra de los planteamientos feministas.
 
El campo pagado de un partido político reza: “MUJER, madre y forjadora de sueños y realidades. Mujer, a ti que formas hombres y mujeres de bien. Mujer fuerte, madre, que supera cualquier sufrimiento y se levanta para seguir luchando. Mujer emprendedora, que nunca te rindes. Mujer que engendra hijos para mejorar el rumbo. Mujer amiga, forjadora de sueños y realidades, que desde tu vientre proyectas lo grande que esperas…”.
 
La vicepresidenta Roxanna Baldetti, en su comunicado indica: “Estamos demostrando nuestro verdadero valor, como madres, profesionales y pilares de la familia”.
 
Y Rosa María de Pérez, desde su posición de esposa del presidente de la República, aprovechó la oportunidad para dirigirse a las mujeres indicando: “Dios creó a la mujer reflejo de su máxima creación. La mujer fue creada por Dios con la increíble y bella misión de ser sinónimo de vida, entrega, sacrificio, valor y lealtad, pero sobre todo ser sierva de Dios…”.
 
Algunas empresas comerciales publicaron páginas enteras felicitando a las mujeres, promocionando a la vez su jabón, detergente o perfume. Otras ofrecían rebajas en exámenes de mamografía, de planes de reducción de peso, tatuajes y otros servicios que, se supone, consumen las mujeres.
 
Las y los presentadores de los telenoticiarios, con frases amelcochadas, se referían a lo valiosas que son las mujeres para nuestra sociedad, en su papel de madre sacrificada.
 
Y no faltaron los columnistas que odian estas fechas. Uno de ellos publicó un artículo en el que se dedica a ensalzar a la esposa del presidente, aunque el objetivo era descalificar a las luchadoras sociales.
 
También la señora Cancinos, quien de manera constante ataca a las y los representantes del movimiento social, llega al colmo de tratar a las mujeres como tontas. Por suerte, algunas columnistas, como Carolina Vásquez Araya, se encargaron de corregirles la plana.
 
Este recuento de notas periodísticas y publicitarias refleja la cooptación perversa que el sistema hace de los discursos políticos del movimiento social.
 
El 8 de marzo no es el Día de la Madre. Esta fecha la propuso Clara Zetkin a principios del siglo pasado para reconocer las luchas de las mujeres –en su condición de ciudadanas– por mejores condiciones de vida.
 
Es día, entonces, de reconocer a las luchadoras sociales que, a partir de su conciencia de género oprimido y discriminado, alzan la voz y exigen sus derechos.
 
*Periodista guatemalteca del diario de Centroamérica.
 
13/OV/RMB

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