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Nula presencia de mujeres en cargos de poder en el Pacífico Sur

Por Catherine Wilson*
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El desafío de lograr la equidad de género en los países insulares del océano Pacífico es enorme para las mujeres, quienes solo ocupan tres por ciento de los escaños parlamentarios. Esto está muy por debajo del 20 por ciento de África subsahariana y del 18.5 por ciento de Asia sudoriental.
 
Tras el primer Foro de Mujeres Parlamentarias del Pacífico, organizado por el gobierno australiano en Sydney en febrero pasado, Fiame Naomi Mata’afa, habló con IPS/Cimacnoticias sobre los desafíos de ocupar un cargo político y algunas de las medidas buscadas para enderezar las severas desigualdades.
 
Fiame es la legisladora con más años en el Parlamento en la región del Pacífico. Ingresó por primera vez a la asamblea legislativa de Samoa en 1985. Ese país de la Polinesia fue el primero de la región en obtener su independencia, en 1962.
 
Ella es una “matai” (o gran jefe o jefa), al igual que su padre Fiame Mata’afa Faumuina Mulinu’u II, el primero en ocupar el cargo de primer ministro de Samoa.
 
Además de representar al electorado de Lotofaga, en el distrito de Atua en la isla más populosa, Upolu, Fiame fue ministra de Educación, de Mujeres, y de Desarrollo Social y Comunitario, y actualmente está al frente de la cartera de Justicia y Administración de Tribunales.
 
Fiame estuvo entre las 40 parlamentarias de las islas del Pacífico y Australia que participaron en la primera consulta regional del Programa de Mujeres Parlamentarias del Pacífico.
 
Otras figuras destacadas fueron Selina Napa, de la oposición en Islas Cook, Delilah Gore y Julie Soso Akeke, de Papúa Nueva Guinea.
 
Parte del objetivo de la iniciativa “Mujeres del Pacífico diseñando el Desarrollo del Pacífico”, respaldada por AusAID (agencia australiana para el desarrollo internacional), es aumentar las capacidades y las habilidades profesionales de las dirigentes políticas de la región.
 
“Es un buen punto de partida para decir sí, la gente se toma esto en serio”, dijo Fiame a IPS/Cimacnoticias.
 
“Tenemos bastante claro el tipo de enfoques que se pueden adoptar. Hay un sitio web que puede ayudar con el desarrollo de una red de mujeres que permita el intercambio de información y habilite el contacto directo entre las integrantes, así como la asistencia a la investigación en cuestiones parlamentarias y enfoques políticos”, detalló.
 
“Nunca te puedes escapar de la capacitación para ser candidata”, precisó. “Al principio siempre tienes que observar para identificar a las líderes, en especial si quieres que sean más, así como las oportunidades de formación que tendrán a su disposición”, añadió.
 
MUY LEJANO 30 POR CIENTO
 
El tercero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, sobre la promoción de los derechos de las mujeres, y la Plataforma del Pacífico para la Acción hacia el Avance de las Mujeres y la Equidad de Género, promueven que ellas ocupen 30 por ciento de los cargos de decisión.
 
En Samoa, las mujeres ocupan 4.1 por ciento de los escaños legislativos, con apenas dos parlamentarias; en Islas Marshall, tres por ciento; en Papúa Nueva Guinea, 2.7 por ciento, y en Vanuatú no hay ninguna legisladora.
 
Sin embargo, hubo una leve mejora, pues tras las elecciones del año pasado ingresaron tres mujeres al Parlamento de Palau, una en Islas Salomón y tres en Papúa Nueva Guinea.
 
Hay muchas razones para explicar la persistente disparidad de género en esta región, como la cultura patriarcal tradicional, la histórica influencia de las administraciones coloniales dominadas por hombres, la corrupción y la falta de reformas en los partidos políticos, así como la escasez de recursos económicos y de habilidad para hacer campaña.
 
La desigualdad es un problema reconocido por numerosos dirigentes regionales, lo que plantea la duda de por qué se han logrado tan pocos avances.
 
“Creo que deriva de las opciones que hacen las mujeres. La política no siempre es percibida de forma positiva”, opinó Fiame. “Muchas de ellas sienten que no es su lugar, que no necesariamente les gusta la forma en que se hacen las cosas, por lo que uno se pregunta: ‘¿por qué no participas y lo cambias?”, añadió.
 
En los comicios de Samoa de 2011 hubo nueve mujeres entre los 158 candidatos.
 
“El desarrollo económico genera más opciones, pero en los países en desarrollo los papeles tradicionales de género están muy arraigados”, puntualizó.
 
“En muchos países del Pacífico, los gobiernos no tienen las condiciones para ocuparse ni ofrecer una protección social para toda la ciudadanía. Entonces, la gente suele considerar que su seguridad se encuentra en las redes sociales y culturales tradicionales”, explicó Fiame.
 
Al independizarse, la ciudadanía de Samoa decidió por referendo mantener el “Fa’a matai”, el sistema tradicional de gobierno en el que “matais”, o jefes elegidos, cargan con la responsabilidad de ocuparse de los asuntos y de las tierras consuetudinarias de las familias extensas.
 
“No tenemos una sucesión automática”, indicó Fiame. “Cuando el jefe muere, la familia extensa se reúne y decide quién será el sucesor. Es muy democrático, pero también es un proceso político”, observó.
 
De no haber consenso, el tribunal de Títulos y Tierras arbitra la decisión.
 
La Asamblea Legislativa tiene 49 escaños, de los cuales 47 están reservados para los y las “matais” y dos para los representantes de las otras comunidades que tiene ese país insular. “En el contexto de Samoa las mujeres tienen derecho a ser jefas”, remarcó Fiame.
 
Aunque las mujeres constituyen 48 por ciento de la población, el censo de 2011 mostró que 89 por ciento de los “matais” eran hombres y 11 por ciento mujeres.
 
En cambio, se logró la equidad de género en todos los niveles de enseñanza.
 
La educación como forma de cambiar actitudes culturales y sociales y conseguir más votos para las legisladoras es un objetivo de largo plazo en la región.
 
Pero medidas especiales temporales, como un sistema de cuotas y escaños reservados, pueden marcar la diferencia, aun cuando las propias mujeres tienen opiniones encontradas al respecto.
 
“Si hablas con las mujeres que ingresaron al Parlamento, la mayoría te dirán que no están a favor de las medidas temporales”, indicó Fiame. “Pero puedo tener perspectiva y decir que sí se necesitan porque si algo no sucede debes tener la voluntad para hacer que pase”, argumentó.
 
El año pasado se presentó una reforma constitucional al Parlamento de Samoa para otorgar 10 por ciento de los escaños a las mujeres, lo que equivale a reservarles cinco asientos.
 
El proyecto “está en la segunda lectura y, con suerte, se discutirá en la próxima sesión”, indicó. Pero reconoció que uno de los asuntos delicados radica en los intereses políticos de sus compañeros varones ante la posible competencia femenina en su electorado.
 
No obstante, Fiame realmente cree que es necesario que comience un diálogo serio sobre mujeres y gobierno en el país para desafiar a la mentalidad tradicional.
 
Mientras, habrá que ver qué pasa en las elecciones nacionales este año en Nauru y en los Estados Federados de Micronesia, así como los avances en Fidji hacia unos comicios democráticos en 2014, todas naciones sin mujeres en los círculos de poder.
 
*Este artículo fue publicado originalmente por la Agencia Internacional IPS.
 
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