Inicio Oaxaca: caminar por las calles sin peligro, sueño de quinceañeras

Oaxaca: caminar por las calles sin peligro, sueño de quinceañeras

Nacieron en 1994 y 1995. La última década del siglo XX. Era el último régimen del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Los años de la economía sostenida con alfileres… de la crisis. El principio de los años difíciles de un país en aparente transición democrática. El año de la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer, en Beijing…

Hoy, tienen 15 años o los cumplirán en los próximos meses. La mayoría de ellas estudia la secundaria o bachillerato. Otras han desertado o fueron expulsadas de la escuela.

Son 30 adolescentes oaxaqueñas que viven en agencias o colonias populares. Las horas se aproximan al día señalado: sábado 30 de mayo, día en que en un acto colectivo cada una tendrá su propio sueño: su fiesta de 15 años, en la Plaza de la Danza.

Vestidas de rosa pastel, melón, azul o morado, como el de Esther que no acaba de convencerse del tono de su vestido, estas adolescentes se muestran complacidas con la iniciativa de la asociación civil Consejo Democrático de hacer una fiesta colectiva y que las lleva, en la mayoría de los casos, a cumplir con un sueño que dicen aprendieron en su corta vida, aunque ninguna identifica cuál es la necesidad de esa fiesta.

Sin embargo, para Janet Marina, ese momento, el vals y sus chambelanes, eran una meta que cumplir y «lo logré», dice con una sonrisa de oreja a oreja.

Yolanda, otra de las quinceañeras, cuenta que ella anhelaba la fiesta de 15 años desde la primera vez que asistió a una.

Para Betsy Fernanda se trata de una gran ilusión, «la noche perfecta de su vida», «el centro de atención», dice sin detenerse a pensar en las frases hechas, para ella esta celebración es un asunto que ya es real.

La celebración de los 15 años es un ritual de iniciación social inspirado en los bailes para debutantes de las sociedades de la nobleza inglesa y la alta burguesía francesa del siglo XIX, momento que «era la clave para el futuro de las chicas… (donde) su actuación y desenvolvimiento, así como la posición social de los padres, le aseguraban conocer hombres con fines matrimoniales.

Pero la idea ya no es esa, se defiende Betsy. ¡Casarse! No, por ahora no, falta mucho, coinciden las entrevistadas quienes aseguran lo primero es una carrera profesional, trabajar y después buscar al «príncipe azul», hombre en el que por cierto ninguna cree. «Ese buey no existe», dice Wendy con naturalidad y arranca las carcajadas casi infantiles.

SUS TEMORES

El futuro para estas quinceañeras de la primera década del siglo XXI se vislumbra complicado, así lo sienten ellas. Su mayor temor es un embarazo no deseado y reconocen que los chavos, novios, ligues o «free» difícilmente se hacen responsables cuando «sales con tu domingo siete».

El embarazo en adolescentes es parte de su cotidianidad. De 13 entrevistadas la mitad conoce a una compañera, amiga, prima o parienta que se embarazó a los 15 años de edad o antes.

El otro temor en sus vidas es la violencia sexual. Conocen casos de otras jóvenes en sus colonias, pero ese es un tema reservado y «mala onda». Otro de sus miedos reales que las atemoriza son las adicciones y la falta de seguridad en sus colonias.

Para todas sería dramático quedar embarazada, Wendy explica que en la escuela les dan información y aprenden «educación sexual» con sus maestras, muy pocas hablan de «eso» con sus madres, más que con sus padres. Rubí, apunta que un embarazo es una irresponsabilidad «de ellas».

— ¿Y dónde queda la responsabilidad de ellos?

— Bueno, también, responde una de las más sonrientes del grupo y por cuyos ojos se observan chispas de alegría.

Los adolescentes de hoy «piden pruebas de amor» y quienes caen en esa trampa es porque no tienen comunicación con sus padres, porque se quieren ir de su casa o porque andan «clavadas», manifiesta Wendy con sabiduría juvenil.

Betsy Fernanda arrebata la palabra y cuenta la experiencia que ha vivido al ver a otras personas de su edad embarazarse, eso le aterra.

Yolanda, por su parte, recuerda cuando tenía 10 años y acudió a consulta al IMSS con su mamá y su hermana. Al terminar la doctora les regaló condones, su mamá se molestó mucho y le reclamó, porque éramos muy niñas. Quizá el problema es que nosotras le preguntaríamos para qué servían esos sobrecitos.

Janet Marina se pone seria e indica que sería más probable que las chavas no tuvieran relaciones sexuales si hubiera una real comunicación e información, sobre todo entre las madres e hijas, pero también con sus padres, aunque ellos se entienden con los hermanos hombres. Lo otro es que tampoco las chavas se atreverían a decirle a su mamá «hoy tuve relaciones sexuales».

Todas se ríen.

Por otra parte, Yolanda se queja de que cuando se imparten este tipo de pláticas informativas, los chavos no toman en serio lo que se les dice, luego vienen las equivocaciones.

Estas quinceañeras aseguran que tienen claro todo sobre el VIH/SIDA. Una de ellas dice que este padecimiento puede prevenirse con anticonceptivos. El resto exclama un ¡No! de admiración.

LA ESCUELA, ESPACIO DE EXCLUSIÓN

Las adolescentes indican que la escuela es determinante en sus vidas, incluso por encima de sus familias, los medios de comunicación o la iglesia. «La escuela es donde aprendemos, es la que nos forma», coinciden Elodia, Avelina, Alicia, Maira, Claudia y Fabiola.

Una de ellas, sostiene que con los padres «la educación» es diferente «con ellos haces las cosas porque las haces, aunque una no quiera».

Sin embargo, a decir de estas quinceañeras la escuela sigue siendo un espacio de exclusión para ellas, pues hay maestras y maestros que aún piensan que jugar futbol es sólo asunto de hombres o que no debieran llevarse pesado con sus compañeros: «tú eres mujer y no debes hacer esto o aquello», les dicen las y los docentes.

Por otro lado, reconocen que existen frases sexistas en el lenguaje cotidiano, además de que se permiten más cosas a las niñas que a los niños y consideran que los niños que se sobrepasan con ellas no se les castiga con severidad, se les justifica.

Entre las frases que no les gusta escuchar, pero que son comunes: «es la vieja de…», «ya te dio permiso tu ruca…», «su vieja ya le pega», dicen Wendy, Yolanda y Betsy.

Una de las entrevistadas refirió que en alguna ocasión un compañero le dio una nalgada, «cuando llegué a mi casa le conté a mi mamá, ella se enojó y fuimos a la escuela, les reclamó. Al niño sólo le llamaron la atención, hasta trajeron a su mamá, pero no lo expulsaron porque dijeron que era buen estudiante».

UN FUTURO DIFÍCIL

Claudia y Fabiola ven el futuro difícil por la situación económica, pero el entusiasmo por la fiesta de15 años, que es una sorpresa en sus vidas, les hace olvidar por un rato el panorama y aunque parece lejano el futuro, como el resto de las chicas, tienen planes de estudios.

Ambas viven en zonas diferentes, pero se han hecho buenas amigas y descubrieron que tienen conocidas en común.

Fabiola trabaja en una pastelería donde ayuda a decorar o lava los trastes, con lo que gana puede comprarse cosas para ella. Claudia tuvo que trabajar un tiempo, ahora vive con una tía.

Algunas de estas jóvenes aseguran que deben colaborar con la comunidad. Yolanda piensa trabajar en el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) para ayudar a otros menores de edad.

La política no les es indiferente. Si tuvieran a los candidatos a diputados frente a ellas, les pedirían condiciones para que las madres solteras tengan trabajo y puedan criar a sus hijos, coinciden.

Otras sostienen que algo bueno sería que las autoridades les dieran más seguridad para caminar sin temor por las calles, incluso al salir de su escuela.

Por ahora su sueño inmediato es la fiesta colectiva de 15 años, pero se vislumbran en otro contexto dentro 10 años más:

Claudia quiere estudiar informática, Fabiola piensa en ser abogada. Mayra y Reina quieren ser estilistas. Elodia dice que podría ser doctora, como también sueña Avelina.

Yolanda piensa ser educadora como Janet. Betsy podría decidirse por ser una perito en criminalística. Alicia aspira a ser doctora «como el dictor House». Wendy dice que como le gusta mucho el pleito será abogada. Esther será ingeniera en sistemas computacionales y Rubí, que por ahora está fuera de la escuela, no tiene ni idea de lo que estudiará, pero que sí hará una carrera profesional.

Son 30 quinceañeras que tomarán «un lugar en la sociedad», con una versión distinta y nunca antes practicada en Oaxaca, la fiesta colectiva en el Patio de la Danza, otrora recinto de informes de las autoridades municipales, tomas de posesión de gobernadores, actos religiosos y toda clase de espectáculos.

Sobre la cantera verde de la Plaza de la Danza, las 30 «debutantes», llegan a la fiesta, ajenas a lo que el entramado social impone en un festejo que reafirma el concepto de mujer-objeto sexual, una generación que ya no cree en el príncipe azul.

El Consejo Democrático, explican su presidente Jorge Luis Cirigo, y la regidora Bárbara García, consiguió los vestidos para cada una.

Algunas mujeres los ajustaron. Los peinados correrán por parte de un grupo de estilistas que asisten a la escuela de Artes y Oficios de la misma asociación civil; también se consiguieron descuentos en los zapatos… la fiesta será resultado del trabajo de muchas personas que coincidieron en hacer posible el sueño de 30 adolescentes.

09/SJE/LAG

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